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jueves, 26.05.2016

El pasado domingo Albacete Basket escribió una página dorada en la historia del deporte de nuestra ciudad. Los pupilos de Alfredo Gálvez lograban en León, ante el anfitrión, la tercera y definitiva victoria para poder cumplir el sueño de disfrutar y hacer disfrutar de una categoría nacional, la LEB Plata.

Lograr este éxito no ha sido fácil. Han sido muchos años de sombras, de múltiples equipos, de guerras intestinas, de penurias económicas y de fracasos deportivos que tenían desenganchada a la numerosa afición de baloncesto que hay en Albacete. Por suerte, en 2012 se unieron fuerzas en pro de una sola entidad. Esa generosidad de todos ha hecho posible resurgir el deporte de la canasta en el pabellón del Parque.

Desgraciadamente, el ascenso en la cancha no garantiza que el club verde pueda competir la próxima temporada donde le corresponde. La LEB Plata es una categoría profesional y, como tal, exige una serie de requisitos económicos y de infraestructuras para competir. En concreto, es necesario aportar 20.000 euros por inscripción en la competición más 60.000 euros de aval (en EBA tan sólo eran 8.000 euros de aval), a lo que hay que añadir el presupuesto de la temporada, forzosamente superior. Todo ello amén de unas características mínimas del pabellón en cuanto a aforo, parqué, canastas, marcadores, vestuarios y otras dependencias que difícilmente cumplen las instalaciones deportivas de la ciudad. Estamos hablando de un desembolso muy importante.

Por si fuera poco, dicha inscripción y pago debe formalizarse antes del 3 de julio. Un deporte como el baloncesto, tan necesitado de ser impulsado en nuestro país, no debería tener esas exigencias tan elevadas, a menos que quiera suicidarse. Casos como este o el del canon de varios millones de euros para competir en ACB lo atestiguan, llevándose por delante las ilusiones de las canchas.

Sea como fuere, comienza una cuenta atrás en la que club, instituciones y empresas deben ir de la mano para poder buscar una solución a tales demandas. No se trata de que el dinero público, tan importante para asuntos más trascendentales, supla la falta de inversión privada, sino de ayudas razonables y de que Albacete pueda contar con instalaciones deportivas acordes a su categoría y para el uso de todos los albaceteños. Tampoco se trata de que las empresas privadas realicen inversiones a fondo perdido, sino de que sean conscientes del retorno económico que les puede generar, de los beneficios de la publicidad, tanto en la ciudad como en todo el país, paseando su marca junto a Albacete Basket.

Sin olvidar a la directiva del club, que ha estado estos cuatro años a la altura deportiva, económica y social. Ahora adquiere un papel de mayor responsabilidad. Si estos cuatro años han sido duros a todos los niveles para llegar hasta aquí, ahora deben ser conscientes de la importante inversión y de hacia dónde quieren llevar la entidad para evitar que este sueño a la larga se convierta en pesadilla, como ha pasado en otros clubes de la ciudad. Todo ello también pasará por la respuesta de la afición.

Sean generosos e intenten que Albacete no pierda este tren.