Escrito por: Rubén Oliva

viernes, 30.08.2019

Como un déjà vu sorpresivo e inesperado y en medio de los mejores minutos del Alba el pasado viernes contra el Girona, empecé a recordar aquel Albacete 4-2 Monteañeros disputado en agosto de 2011 con Antonio Gómez en el banquillo. Será el recuerdo a otro mes de agosto, y en concreto aquel que supuso el punto de partida a unos años -afortunadamente ya superados- donde el Alba tuvo que retroceder para encontrarse con sí mismo.

No está de más saber uno de dónde viene para, sobre todo, valorar lo que ahora tiene. Si algo hemos visto ya en las escasas dos jornadas que se llevan, es que desgraciadamente toda la temporada vamos a escuchar comparaciones con la pasada. Y sí, este nuevo Alba tiene las de perder.

Con más de 9.000 abonados este Alba ya no acepta pequeñeces y de esos nueve mil hay muchos que no estuvieron en aquel Albacete 4-2 Montañeros. Que no saben lo que es pasar del lodo a recibir en tu campo a un recién descendido con 50 millones de euros de presupuesto, y ganarle. Seguramente sea una forma de ser, pero pocos de los que estuvieron en Segunda B ahora sean de los que más exigen. Cuando has pasado hambre, la comida -aunque no sea siempre de tu agrado- la valoras más.