El árbol y la leña (Opinión)

Escrito por: Bienvenido Picazo

lunes, 16.09.2019

Resultaría torpe hacer un resumen de la humillación que vivimos el domingo, ensañarnos con, o peor, contra los nuestros, que si “ya lo decía yo”, que si “menuda pretemporada”, que si “vaya planificación”, incluso resultaría ventajista y pernicioso. Essumamente fácil relatar lo que todos vemos y sabemos desde hace semanas, pero yo opto por la prudencia. Ahora que estamos todos peor que hundidos, convendría echar mano de la tranquilidad.Seré un ignorante, no lo dudo, pero prefiero echar un terne capotazo a nuestro Alba, aunque me malicio que va a hacer falta algo más que buena voluntad.

Con tanta tormenta, tanta lluvia, tanto desasosiego climático, la semana ha estado pasada por la Feria, por la humedad y por lo malos augurios que se precipitaron cruelmente el domingo por la mañana. Contradiciendo al refrán, resulta que tras las tormentas ha venido otra más gorda, ya saben al mal tiempo, cara de tonto tras el chaparrón.

Como no tenemos muchos clavos, vamos a aferrarnos al clásico de los 50 puntos, pero es que resulta que es verdad, esta temporada van a ser más necesarios que nunca y ya está, el objetivo ha quedado meridianamente definido, esa es nuestra meta. Y no, no pasa nada, es más, a lo mejor si lo conseguimos terminaremos menos frustrados que cuando el caramelo era más goloso.

No sé si será por el oro baloncestístico de Pekín, o Beijing, o como se diga ahora, pero después del disgusto, creo que los nuestros necesitan de forma perentoria mil palmadas en la espalda, ahora que pintan bastos, es cuando se necesitan los ánimos. Imagino el ambiente en el vestuario, el de la grada lo sé de primera mano, por lo que como todos estamos en el barrizal, alguien tiene que poner algo de cordura, y se me antoja que hay psicólogos de guardia que pueden atender cualquier urgencia.

Sigo tratando de correr tupidos velos, porque no veo la forma de salir de este artículo, que más que un artículo parece una pista americana de esas de los marines, pero sigo en mis trece, el Albacete Balompié está pasando una crisis de identidad, hace poco jugábamos por arriba, y ahora nos vemos luchando para evitar caer en la zozobra, no es nada que nos resulte del todo ajeno pero da cierta congoja. La afición sabe cuánto valen todos los peines que ha tenido que comerse en los últimos tiempos, es por ello, que toca aguantar el turbión, que pasará, estoy seguro. Ya sé que es una expresión de deseo, sobre todo porque no marcamos y así es difícil elaborar un discurso mínimamente coherente, pero me niego a regodearme en el derrotismo, sobre todo, porque no conduce a nada bueno.

Lo bueno es que no hay tiempo para lamentos, puesto que a mitad de semana volvemos al tajo, ya da igual el rival que tengamos enfrente, porque nuestro mayor enemigo lo tenemos dentro, en el momento que demos con la tecla, será cuestión de mirar hacia arriba.

Lo dicho, los disgustos cuanto antes se asuman, mejor, sobre todo si van acompañados de buenas dosis de autocrítica, dejando las excusas para los malos pagadores.

En peores garitas ha hecho guardia el Albacete Balompié y aquí está, así que, venga, menos fruncir el entrecejo y a estar con los nuestros. Lo digo, evidentemente, por puro egoísmo, ya que como no hagamos piña estaremos condenados a vivir una temporada ponzoñosa.

Demos tiempo y asumamos que este curso las asignaturas vienen cargadas de hiel. La historia del Alba está llena de accidentes así, e insisto: aquí estamos.