Dicen que ya es de Primera (Opinión)

Escrito por: Bienvenido Picazo

jueves, 24.10.2019

Pues en ese caso, no tenemos más que postrarnos de hinojos y felicitar a los gaditanos, porque sin hacer un juego espectacular, sus números son elocuentes y demoledores. A estas alturas todos los que han llegado con esas estadísticas terminaron subiendo, con lo que: ¡enhorabuena! al Cádiz CF.

 

El curso pasado ya anduvieron dando guerra y flirtearon durante muchas jornadas y con solvencia en zonas cimeras, al final no se clasificaron para las eliminatorias para el ascenso pero, para mí, fue el mejor equipo que pasó por el Carlos Belmonte. Este año, con menos fútbol, parece que tienen el premio a mano, y eso que todavía estamos lejos del ecuador del campeonato. No creo que se desinflen, los amarillos son un equipo experimentado y muy fajado, quizá pasen alguna crisis, pero el objetivo lo tienen bien macerado. De manera que, sabiendo que luchamos contra un gigante, lo mejor que podemos hacer es disfrutar del partido y dejarnos llevar, a ver si de esta manera los nuestros hacen lo propio y, sin presiones por parte de la grada, conseguimos algún beneficio.

 

Algo me dice que los andaluces no vienen tranquilos, que no les apetece enfrentarse con nosotros, que el Alba es imprevisible y que hubiesen preferido otro equipo. Cualquier otro, si me apuran. Y, es que, la trayectoria que llevamos tiene tan mosqueada a toda la categoría, que ni siquiera el líder lo ve claro. Nosotros intuimos que el Alba nos puede dar un nuevo berrinche o un alegrón, lo que sabemos a ciencia cierta, es que no vamos a escuchar una sinfonía de Mahler.

En el párrafo anterior les he metido de matute una mentira lamentable, y pido perdón por ello, puesto que no se me alcanza haber visto un partido del Alba sin el corazón en la boca. A estas alturas, ya he perdido la esperanza de enmienda alguna, lo digo en voz alta, así termino de ponerme en evidencia y como antes se pilla a un mentiroso que a un cojo, prefiero delatarme para evitar escarnios posteriores. Espero que no lean esta declaración mis hijas. Y mucho menos, mi mujer.

Como de costumbre no llevaré ni pipas, ni bocata, ni bota, hago esto por prudencia, porque soy incapaz de deglutir mientras sufro y temo ahogarme y provocar un alboroto a mi alrededor. Como envidio a esos espectadores, que son la mayoría, que son capaces de reír, hablar, gastarse bromas, cual si estuviesen en una clase cualquiera haciendo caso omiso del esforzado maestro. Yo miro a mi Alba con tanta devoción y temor de Dios, que no me permito aliviarme con viandas o litronas. Voy a ver al Albacete como si estuviese en misa. Ya sé que es un contradiós, y que fútbol y recogimiento espiritual es un oxímoron, pero qué quieren que les diga, sólo se me ocurre mentirles y decirles que, igual que yo, estén tranquilos y disfruten. Insisto: perdón.

 

En suma, que tenemos visita de postín y que el Alba, como viene siendo habitual esta temporada, no tiene nada que perder; todo lo que saquemos será oro y si, por el contrario, mordemos el polvo, pues a felicitar al rival y a tratar de resarcirnos en cuanto tengamos ocasión.

Ay, espero llegar con el marcapasos intacto al sábado.