Camino a ninguna parte (1-2)

Escrito por: Hugo Piña

domingo, 24.11.2019

Remontada del Mirandés en el Carlos Belmonte ante un Albacete que sigue pecando de indolencia. Se atascó el equipo de Ramis en un partido que lo comenzó ganando en el 4′ de partido con Pedro Sánchez y en el que fue remontado en apenas cinco minutos de diferencia. Pésima imagen una vez más en casa y las preguntas que se acumulan en torno a Ramis, los jugadores y el estilo. 

Pocos cambios en el once del Albacete Balompié en una tarde donde la gran pregunta era la de conocer la versión que ofrecerían en el Belmonte los de Luis Miguel Ramis. Si la vertida ante el colista o la ofrecida ante el inexpugnable líder. Todo ello con el regreso de Ivan Kecojevic al eje de la zaga defensiva, que tras su ausencia en Zaragoza volvía al once junto a Arroyo y los laterales Fran y Alberto.

Por delante más de lo mismo salvo la inclusión de Capezzi por el sancionado Azamoum, con Silvestre a su lado y Pedro Sánchez de enganche y Susaeta y Ojeda en las alas junto a Zozulia en punta. Más o menos el equipo ya definido de un Ramis que se sentaba en el banquillo con la duda de ver la versión de su equipo en el coliseo manchego ante un Mirandés al alza.

Inexplicable lo sucedido en la primera parte entre manchegos y burgaleses, con un Albacete que se adelantaba en el minuto 4′ merced a un gol de Pedro Sánchez. Partido controlado, calibrado, sin una excesiva presión del rival… hasta que diez minutos después llegó el error de Tomeu Nadal en salida de balón. Iñigo Vicente lo aprovechó e igualó el marcador en el primer disparo visitante, ofreciendo una lamentable versión albacetista para entonces.

Pero no iba a quedar ahí cuando cinco minutos después Sergio haría el 1-2 de cabeza tras un córner. Empanada monumental del Albacete y su defensa que regalaban la remontada (una vez más) al rival en lo que por cierto fue el segundo disparo de los de Miranda de Ebro. Ver para creer pero también para analizar y tomar decisiones. No se puede conceder así los goles en el fútbol profesional y este Albacete de Ramis lo hace.

Y a partir de ahí no ocurrió nada más en la primera parte. El Albacete lo intentó pero no supo rentabilizar sus pocas apariciones en área rival, mientras el Mirandés se gustaba mínimamente con el balón al tiempo que generaba alguna contra. Se notaba sin embargo que le faltaba creérselo a un equipo que le devolvía a los manchegos la eficacia de un tortazo y ante su parroquia. Difícil de explicar, difícil de ver… pero momento de tomar nota y canalizar las soluciones correspondientes.

La segunda parte arrancó con más corazón que cabeza de un Albacete indolente y sin juego interior. Y así es imposible. Ramis dio entrada en el once a Olabe por Capezzi, demostrando tanto el técnico como el centrocampista vasco el desacierto generalizado de un equipo que seguía generando críticas en las gradas del Belmonte.

Descontento en todo momento con un equipo que no sabe combinar, no sabe generar gol más allá de los balones desde los costados y en general de un Alba que perdió la regularidad (pretemporada) en La Manga del Mar Menor. Olabe no ayudó y no solo eso, si no que, como en Soria, estorbó. Luis Miguel Ramis tuvo entonces que acudir a su rescate personalizado y llamada Acuña. Pero ni eso, el paraguayo, con más de media hora por delante y ante un equipo petrificado, no pudo conducir a su equipo a ningún lado.

Álvaro Jiménez saltó al irregular terreno de juego en los compases finales de un equipo inanimado. Zozulia y Kecojevic tendrían las dos oportunidades más claras de un equipo sin regularidad, ni en juego ni tampoco en resultados. Desesperación en la grada albacetista y demasiadas preguntas sin responder en torno a un equipo que sigue siendo capaz de lo mejor, de lo peor y si hace falta lo genera todo en un mismo partido. En los segundos finales no hubo punch y tan solo un cabezazo de Silvestre a punto estuvo de variar un resultado que debería abrir el debate sobre hacia donde camina este Alba y su proyecto.