Las lonas no se mojaron (Opinión)

Escrito por: Rubén Oliva

jueves, 21.11.2019

He preferido tardar varios días y recuperarme del catarro que me provocó aguantar casi una hora bajo la lluvia en mi asiento de Gol Norte en el infumable Albacete-Lugo para, sosegadamente, explicar mi hartazgo al comprobar el absoluto desprecio hacia el aficionado que se ha instalado en el fútbol actual.

La situación del pasado sábado 9 de noviembre resultaba ser: en nuestra grada gente calándose por no poder usar un determinado tipo de paraguas, requisado en la entrada por no cumplir unas absurdas medidas de seguridad. La tan violenta afición del Alba (nótese la ironía) no puede acceder con paraguas en punta o como demonios digan cuatro cerebritos, pero resulta que sí es posible entrar con otras tantas cosas que no se requisan o que pasan inadvertidas por la seguridad y que, igualmente, la afición tampoco emplea para un uso violento ni las empleaba cuando todo este paripé no existía.

En la grada de Marcador, mientras tanto, gente aguantando la lluvia mientras arriba lonas de publicidad ocupan cientos de asientos que se ubican en uno de los pocos sectores a cubierto del Carlos Belmonte. Lonas (secas todas ellas en medio del diluvio) puestas a propósito para poblar de gente otra grada porque el maldito tiro de cámara de las teles importa más que esas propias personas. El negocio por encima de la humanidad.

El interés de cuatro dejando a niños y ancianos calarse tiritando de frío. El triunfo del absurdo, la ilógica y la mierda del fútbol moderno. Y esperando ver cuántos más partidos nos ponen jugar en viernes. Se podían ir todos y dejarnos tranquilos: el fútbol (era) para los aficionados.