Miranda de Ebro, provincia de Burgos (Opinión)

Escrito por: Bienvenido Picazo

sábado, 23.11.2019

Tras el milagro de Zaragoza, la semana ha estado cargada de mensajes positivos y exámenes de contrición, todo ello contando con el trasfondo del disfrute al contemplar la clasificación, puestoque es innegable que estamos en el lugar anhelado por toda la legión de ilustres que nos miran con envidia.

Quizá todo ello ha contribuido a mostrar la categoría de Club Señor (nosotros sí, otros solamente de boquilla), condonando un importante fajo de billetes al otrora gran rival, el Real Murcia, que vive al borde del abismo a pesar de su estupendo estadio, su tropa de seguidores y una ciudad de casi medio millón de habitantes.

Pero hoy estamos aquí convocados para hablar de otros granas, los que nos vienen del norte, del CD Mirandés, que forma parte de unos cuantos equipos que, sin ser capitales de provincia, tienen a gala representar a toda su comarca. Desde hace ya unos cuantos años, son el buque insignia burgalés y no parece que lleven ánimo de perder la categoría.

Su rendimiento baja mucho cuando juegan lejos de Anduva, justo lo contrario que nuestro Alba, el segundo peor visitante de Segunda visita al decimosexto clasificado en su desempeño como local, o sea: nosotros. Estos condimentos hacen un previsible cóctel de escasez de goles (nada nuevo bajo el sol), angustias y sudores fríos. Como paupérrimo dato, sirva el hecho de que nuestro Alba en los siete partidos disputados en el Carlos Belmonte ha hecho ¡cuatro goles!; los burgaleses, como visitantes, siete. A ver si estos números nos sirven para forzar un cambio de ritmo y salir del letargo en el que vivimos al calor del hogar. En cualquier caso, parece que un gol será el que decida el choque. Lo propio sería que fuese el Alba el que se quedase con la victoria, pero dada nuestra particular forma de solventar lo de casa, no desdeñemos ningún disgusto.

Lo importante, no lo olvidemos ni un segundo, es que nada que no sea llegar al objetivo debe distraernos, ni siquiera la Copa del Rey, que está a la vuelta de la esquina y que por muy bonita que pueda parecer -y lo es-, no deja de ser un partido para hacer probaturas y dar minutos a los menos habituales. Ya hablaremos de los deTudela cuando llegue el momento, ahora lo principal es seguir recogiendo miguitas de cualquier rival y los burgaleses son lo más perentorio que tenemos delante.

El Alba no sabe lo que es ganar a los del Ebro, es cierto que se han visto la cara muy poquitas veces, cuatro apenas, pero no estaría de más corregir a nuestro favor, la breve estadística.

Termino con una pullita envuelta en el celofán de una referencia climática, que no es otra que destacar que a la hora del partido no está prevista la lluvia que nos caló no ha tanto, sólo el frío molestará, pero no tanto como las lonas, los caprichos televisivos, los cacheos, los tornos y las innúmeras modernidades que hacen que nuestras vidas y andanzas sean un poco menos libres. Juegan con la pasión que nos ciega y nos hace peregrinar a los templosfutboleros donde canalizamos nuestras miserias y nuestros anhelos, pero no sé cuánto tiempo más podremos aguantar tantas humillaciones. Y, lamentablemente, no hablo sólo de y del Albacete, cualquier otro aficionado de cualquier otra latitud, piensa igual.

Si esto sigue así, los cuatro millonarios impresentables que dirigen el cotarro, dentro de poco, tendrán que poner hologramas o muñecos semovientes en los asientos.