Escrito por: Bienvenido Picazo

lunes, 13.04.2020

Hace un tiempo coincidí con un tal Manolo, nos sentábamos al lado en un curso, congeniamos y congeniaron nuestras hijas, así que voilà!, café tras café, charla tras charla, inevitablemente surgió el fútbol y tras él, algo más. Me explico: Manolo me recordaba su infancia de la España de finales de los 60 y los 70. Aquella España llena de 600, pluriempleos, mayos del 68, descampados, urbes ruralizadas, infancias grises y sueños imposibles. El hombre este, Manolo, como suele ser natural adoraba a su padre, pero no lo veía mucho (quizá por eso), el hombre se iba temprano y aparecía cuando Manolo ya estaba acostado o a punto de irse a dormir.

Afortunadamente al padre le gustaba el fútbol y se llevaba todoslos domingos (cada quince días) a Manolo al Calderón a ver al Atleti, me lo contaba y era incapaz de hablar y recordar aquellos días sin lágrimas. Consiguientemente, Manolo no veía la hora de que llegase el domingo. No llegaba nunca, pero cada quince días, puntual, el Atleti se aprestaba a hacer gozar y sufrir a sesenta y pico mil personas. Manolo, colchonero de la vieja escuela, sufría como el que más, y deseaba un gol rojiblanco y otro y otro más. Deseaba el gol porque con cada uno de ellos, indefectiblemente llegaban los besos y los abrazos eufóricos del padre. Imagínense, era el único momento en que el padre lo abrazaba y lo besaba, se reían juntos, gozaban por el sueño cumplido. Gol del Atleti y frenesí paterno-filial. ¿Se imaginan a Manolín mirando con un ojo al césped y con el otro al padre?

Traigo esta historia a colación de lo que pueden llegar a representar las relaciones futboleras entre amigos o familiares. La vida, habitualmente, a la mayoría nos tiene discretamenteprohibidas las efusiones, las palabras cariñosas o los momentos más o menos tiernos, nos solemos mover mejor en la ironía, la sequedad y la corrección a distancia. Este Manolo y este Atleti, bien se pueden traducir por cualquier otro personaje o equipo, sin ir más lejos, yo mismo. ¿Quién de nosotros no recuerda el gol de Iniesta en Johannesburgo? ¿Quién se contuvo? ¿Quién no aprovechó para saldar viejas cuentas con un hermano o una madre? Abrazos, achuchones y besos con la excusa de un gol. En esos momentos nos dejamos de historias sórdidas y nos abrazamos con quien tenemos al lado; recuerdo un vez que un vecino de asiento se me puso a dar besos como un poseso cuando el golazo de Perera en Elche, hace ya unas cuantas lunas. Lo ocasión, ciertamente, lo merecía. Todos nos volvimos un poco locosaquella mañana, que resultó una tremenda terapia grupal.

¿Cuántos Manolos habrá en el mundo? ¿Cuántas emociones y complicidades salen a la luz gracias al Alba (en nuestro caso)?

Los hombres en general, que solemos ser menos efusivos, a la hora de roces entre hombres, ya sean estos hermanos, amigos o hijos, le debemos al fútbol más de lo que nos imaginamos.

Quiero decir con este rollo, que el Albacete Balompié es más que un equipo de fútbol, para mucha gente es una excusa como otra cualquiera para decirle a los nuestros que nos alegramos de que sean nuestros, pero eso sí, sin decirlo. Para eso ya está el Alba.

También están, quienes no tienen problemas de esta índole y son capaces de ver en el fútbol, eso: fútbol y nada más. Pero esta vez, quería recordar a los que utilizan y han utilizado el fútbol, como vía para estar más tiempo con los suyos.

Un bético me dijo una vez que a él no le gustaba el fútbol, le gustaba el Betis. Pues eso.