Semana Santa y seguimos a oscuras (Opinión)

Escrito por: Bienvenido Picazo

sábado, 11.04.2020

El Viernes Santo, de toda la vida de Dios, en mi pueblo y en toda La Manchuela es tradición que la mayoría de las familias se reúnan alrededor de un buen ajo mortero. Otros le llaman atascaburras, y de otras maneras, pero aunque no sólo en estos días se come semejante manjar, para mí es sinónimo de Semana Santa.

Espero que la preparación que estén llevando los jugadores del Albacete, no incluya este complemento vitamínico, ya que puede dejar a alguno fuera de combate durante el confitamiento. Digo confitar, porque nos están dando un baño de azúcar suavecito, para que al pueblo se nos bajen los humos.

Mejor me vuelvo a la gastronomía: por primera vez en décadas no vamos a sacar la gran vasija, que tanta impresión causa a quienes venidos de otros lares les preparamos tan suculento plato. Cuando hablamos de mortero, siempre se imaginan el de machacar ajos y minucias así. Los paletos de las capitales, no ven más allá de sus castizos pucheros, o sea, hamburguesas y pizzas.

Tengo una gran pena, por tener que orillar, en fechas tan señaladas, al buque insignia, con permiso de los gazpachos, de nuestra exquisita cocina. Como estamos encerrados y solos, debemos cuidar los excesos y nos vamos a limitar a los potajes de bacalao y cosas similares. Pero, como diría Scarlata O’Hara, a Dios pongo por testigo que en cuanto termine este arresto, nos vamos a dar un homenaje de ajo mortero así de copioso, aunque sea para San Roque y, a quienes logren llegar al final, les vamos a poner dos cajas de miguelitos. Si no nos mata el bicho chino, no nos van a matar unas miserables calorías extras. Los de Villalgordo del Júcar, somos así de echados para adelante.

Mientras guisamos y añoramos los pantagruélicos encuentros con los nuestros, seguimos mirando por el rabillo del ojo los planes de los mandamases, para el futuro del campeonato inconcluso. Todo parece indicar que se va a terminar durante el verano y la primera parte de la próxima temporada, pero si el bichito sigue entre nosotros, no va a resultar fácil. Como tampoco va a ser nada sencillo recomponer plantillas, cumplir contratos, ajustar los estados físicos y darle coherencia a unos calendarios completamente desarbolados. Años, van a tener que pasar años para llegar a empalmar con el punto de donde venimos. Aunque, claro está, siempre alguien se puede sacar de la manga un atajo y hacer temporadas más cortas.

Mi sexto sentido me dice que los pequeños estamos en peor disposición, esto que no supone ninguna novedad, ahora puede resultar letal, porque quizá estén tramando una nueva forma de hacer las competiciones, o sea, una nueva forma de ganar más pasta sin la siempre molesta compañía de los renacuajos.

Este parón intempestivo le ha venido al Alba muy bien. El equipo había retomado la buena senda, pero más allá de los resultados deportivos y después de años de desasosiego, el desbarajuste que provocó el éxito del pasado y que estamos saliendo otra vez a la vida, un poco de calma y balance no están de más. El Club, necesitaba sosiego para recomponerse tras tantos vaivenes. Es complicado jugar ahora a los acertijos, pero si la temporada que viene (cuando sea), seguimos en Segunda, creo que habrá razones sobradas para el optimismo. Con todas sus contradicciones y errores, me da la impresión de que nuestra institución está en buenas manos. Hay Alba para rato.