Aplausos y cacerolas (Opinión)

Escrito por: Bienvenido Picazo

sábado, 16.05.2020

Hablar hoy de fútbol es hablar de economía. Desde que el deporte rey se profesionalizó, siempre fue así, pero en estos días tan agitados, fútbol y economía no dejan de resultar sinónimos. En realidad, todo es economía; política y economía. Las consecuencias del arresto absurdo que soportamos franciscanamente, sólo las sufriremos tras el verano, ya se atisban pero en cuestión de unos meses empezará a desparramarse la hecatombe.

En estos momentos, cualquier actitud que no sea pesimista, o cuando menos, pragmática y realista, no es más que un ejercicio de posibilismo suicida.

En el Alba están echando números por todos los flancos, perotodos los caminos llevan a la Ciudad Eterna, o dicho en cristiano: a recortar gastos con alguna de las buenas navajas de Madrigueras, pero así, a lo bestia. Cálculos optimistas dicen que un 25% será suficiente, eso si no bajamos. Descender en condiciones normales, sería más trágico que hacerlo en estas atribuladas horas, porque quien no se ajuste los machos con rigor, pagará las consecuencias a la vuelta de dos, máximo tres temporadas. La nueva Segunda B que se planifica, no sería ningún desdoro y sí, una meseta, donde renovar fuerzas y proyectos. Así que no demos por sentado el hecho de que un descenso vaya a suponer una muerte en vida. Jugar el año que viene en Segunda, obligaría al Club a hacer un sobreesfuerzo que podría lastrarlo. Lástima, porque ahora que parecía que el proyecto se consolidaba, viene este estrangulamiento económico y el hecho de que no seamos los únicos, a mí no me consuela en absoluto.

Tengo la sensación de que el gobierno aprieta la soga de los pequeños y nos impide volar. Un sector que siempre ha vivido muy por encima de sus posibilidades como es el fútbol, dudo que tenga suficiente fuelle como para soportar con cierta solvencia el inminente futuro.

Todos los datos apuntan a que el bichito está más o menos controlado, que las curvas ya son claramente descendentes y que, si en otros lugares no ha habido arresto domiciliario, no se entiende bien por qué aquí sí. Y, nos asustan con próximos repuntes ¿para seguir privándonos de libertad?

Estoy sacando los pies del tiesto, pero es que no veo ni siquiera el túnel por donde debemos transitar, cuando menos la luz.

Sueño con volver al Carlos Belmonte, pero no lo veo claro. De momento, he dejado de ver la tele, porque tras el hartazgo de idas, venidas, postverdades (pío eufemismo de mentiras), órdenes, y contraórdenes, tengo la ilusión por los suelos. Además, no sé si tendré cuartos para ello. Se avecinan tiempos convulsos puesto que hace apenas unas semanas estábamos todos tocando las palmas, y apenas sin darnos cuenta nos suenan cerca los acordes de los tañidos desacompasados de algunas cacerolas. No sé si es tiempo de fútbol, pero estoy deseando volver a la normalidad. No a la nueva, sino a la de toda la vida de Dios.

Me he quedado sin espacio para analizar el calendario que nos espera, aunque me resulta extraño, puesto que habitualmente nos lo sirven con varias semanas de antelación. Si vamos a empezar mediado junio, ¿no debería Tebas empezar a decir algo más concreto que no tenga que ver con los dineros? ¿A ver si va a resultar que el que más perdido está es él? Resultaría cruelmente paradójico, pero no descartemos ninguna hipótesis.