Esto no es un epitafio (Opinión)

Escrito por: Bienvenido Picazo

sábado, 03.04.2021

En plena Semana Santa nos toca recogimiento espiritual debido a nuestra mala cabeza. Ya saben, examen de conciencia y espíritu de contrición.

Resulta obvio decir que andamos todos con cara de Segunda B, pero no por ello hemos de avergonzarnos de nuestro Alba. Digo Segunda B, pero en realidad no sé lo que quiero decir, porque lo que nos espera es de aúpa y lo de la vergüenza, ni que decir tiene que eso no va con nosotros. Nos estamos lamentando de nuestro vagar por estos cuatro años de ilusión, desasosiego y finalmente de fracaso. Sin embargo, ya estamos haciendo acopio de resurrección para cuando toque. Que tocará, de eso pueden estar ustedes seguros.

Decía que esto no es, ni quiere ser, un epitafio, porque mientras haya vida, que le den a la eutanasia. Estando como estamos, en la UVI, pero todavía sentimos las constantes vitales y, en el fútbol, como en la vida, se ven milagros todos los días.

No quiero recrearme en los errores, los arbitrajes, los penaltis, los tales y los cuales, estamos donde estamos y ya está; y haríamos bien en mirar hacia dentro y no buscar chivos expiatorios, que lo único que consiguen es conducirnos a la autocompasión.

Tras el enésimo traspié, esta vez contra el CD Castellón y ante la visita del ogro que lleva por nombre RCD Espanyol, no queda otra que aferrarse al clavo y rezar y esperar que se escuchen, allá en lo Alto, nuestras súplicas. Como ya no hay espacio para las estadísticas, los pormenores y los detalles de esto o lo otro, sólo queda la épica y juntar los dientes. Ya queda muy poco que perder.

Como se presupone el desenlace final, recomiendo a quien competa y quiera escuchar, que no se pierda la calma, toca análisis sincero, frío y plan a largo plazo. Los remiendos y soluciones de urgencia, sólo son pan para hoy y hambre para mañana, sin ir más lejos, ahora estamos pagando los errores de hace dos o tres años. Cuando tuvimos tiempo para planificar, nos dormimos en nuestros laureles y ufanos, se nos fue la fuerza por la boca. Los manchegos no estamos acostumbrados a presumir y, ese fue nuestro primer pecado.

Debemos volver a la humildad, el trabajo de hormiguita y el buen hacer, que más temprano que tarde nos traerán la recompensa. La casilla de salida nos espera y no deben caérsenos los anillos, puesto que si pasamos más de la mitad de nuestra historia arrastrándonos por campos de tierra y de la semiclandestinidad pasamos a la gloria, por qué ahora habría de ser diferente.

Ya habrá tiempo, cuando se confirme el deceso, de volver a analizar los errores cometidos y con altura de miras, volver a planear el futuro. Por el momento esperemos a los periquitos y tratemos de morir matando. Y, si se puede, no morir.

Estamos perdidos, tocados y casi hundidos, pero la honradez y la dignidad, un albaceteño jamás debe extraviarlas.

En La Mancha, la cabeza bien alta. Siempre.