De la Barrera, sobre la sede de la final: «No soy de llorar, vamos a Riazor a ascender»

Escrito por: 5 más el descuento

martes, 07.06.2022

El entrenador del Albacete Balompié Rubén de la Barrera ha atendido a los medios en las últimas horas con motivo de su ‘vuelta’ a casa, su regreso a Riazor. Deportivista, De la Barrera se jugará el todo o nada el próximo sábado en un estadio y ante una afición que conoce bien. No en vano, Rubén de la Barrera fue entrenador del Dépor la pasada campaña, pasando después a las filas del Albacete tras su descenso a la categoría de bronce. Ahora, doce meses después, Deportivo, Albacete y De la Barrera tienen la oportunidad de consumar el retorno al fútbol profesional.

El coruñés ha concedido una entrevista a La Voz de Galicia donde se sincera sobre el choque del próximo sábado entre su Dépor y el Albacete:

 —Desde que arrancó la temporada dejó claro que lo único que deseaba era evitar al Deportivo. Ahora se va a jugar con él el ascenso, y probablemente será en Riazor.

—Yo quería que los dos equipos ascendieran sin necesidad de enfrentarse, pero el fútbol te pone delante de un escenario que consideras tu estadio y de un equipo que consideras tuyo; al que tengo claro que volveré, que la pelota me acercará de nuevo a Riazor en el futuro. Ahora voy a jugar allí una final, contra un buen equipo arropado por su gente. Soy profesional y estoy completamente concienciado de hacer el mejor partido para lograr la victoria.

—Llegan aquí por el inesperado pinchazo contra el Costa Brava en la última jornada de la fase regular.

—Nuestro grupo fue durísimo, una disputa titánica hasta el final. Tuvimos opción de ganar la liga hasta la penúltima jornada. A lo largo de la temporada nos ha pasado de todo, desde muy buenos rendimientos a situaciones complicadas fuera de casa; hemos tenido dos episodios de rotura de ligamento cruzado en jugadores fundamentales [Diegui Johannesson y Sergio Maestre] y una lesión de otro futbolista clave al que acabamos de recuperar. Estamos con pinzas en un par de posiciones. A partir de ahí, nos ayuda mucho la victoria contra el Rayo, en un ambiente totalmente opuesto a lo que debería ser un play off. Y una semana después nos encontraremos con todo lo contrario: una caldera, una afición volcada, y ojalá nosotros podamos tener una representación importante de nuestra gente. Pero es así, la final se juega allí y nosotros sabemos que tendremos que estar muy por encima de nuestra mejor versión de la fase regular.

—Ese Balaídos vacío en el que jugaron es otro de los incomprensibles fallos de la nueva categoría.

—La categoría es la que es y está montada como está. Espero que no se demore en evolucionar a lo que tiene que ser: una categoría seria, cuyo nivel logístico y organizativo se asemeje al futbolístico. Un nivel en el que, hablando de nuestro grupo, había cinco o seis equipos optando al primer puesto y otros tantos con el objetivo razonable de la promoción. Las dos últimas plazas se las disputaron conjuntos como el Sabadell, el Castellón, el Atlético Baleares, el Algeciras o los filiales del Barcelona y el Real Madrid. Esos quedaron fuera. Es una exageración. En ese sentido creo que nuestra temporada ha sido espectacular y que en un momento concreto, el de dar un golpe encima de la mesa, este no se produjo y nos ha obligado a buscar el ascenso por la vía menos rápida. Hemos dado el primer paso y el sábado será a todo o nada. Los condicionantes parecen en nuestra contra, pero eso va a obligar a los nuestros a sentirse futbolistas de verdad, a rendir afrontando un ambiente similar al que yo ya viví como aficionado del Dépor recibiendo a los tiburones de la Champions League. Nuestros chicos tienen que vivirlo como una oportunidad de oro.

—Difícil encontrar un partido en el que lo anímico pese tanto.

—Exactamente. En estos partidos puedes tener muy claro cómo afrontarlo, pero lo emocional te va a permitir o impedir llevar ese plan a término. El ambiente en un día así te puede impulsar o bloquearte, provocarte un temblor que impida ejecutar bien. Necesitamos que lo externo nos refuerce, nos acerque a nuestra mejor versión. Si no somos capaces de mostrarnos, tendremos dificultades.

—Al Dépor le vale el empate tras prórroga, ¿eso condiciona en algo el encuentro?

—A nosotros nos da igual. Intentamos mirar la portería contraria, aunque luego no sea sencillo tampoco generarnos ocasiones. A partir de ahí, el partido no se va a parecer a ningún otro que hayamos jugado esta temporada, así que será cuestión de predisponer bien al equipo. En estos ambientes suelen pasar menos cosas que las que uno tiene sensación que están sucediendo. Hay, por ejemplo, pases en zonas poco trascendentes que en la percepción del jugador se magnifican debido a lo que le transmite el entorno. Tenemos que gestionarlo para no descomponernos, porque si hacemos las cosas como sabemos, el Dépor lo va a tener muy complicado.

—¿Espera al menos que puedan viajar más aficionados del Alba que a Vigo?

—Estoy muy agradecido a quienes se desplazaron a Balaídos porque cubrir la distancia entre Albacete y Vigo no es fácil. Ahora ojalá podamos contar con más gente y respondamos haciendo que vuelvan a casa contentos

—¿Pudo ver el partido del Deportivo contra el Linares?

—No puedo mentir. Lo tenía puesto de fondo mientras se jugaba, pero nosotros acabábamos de jugar a cara de perro y no pude reparar mucho en él.

—El resultado supone un empujón para su próximo rival.

—En esos escenarios, una vez que haces el primer gol la grada se encarga del segundo. Con eso tienes mucho ganado. Ahora tenemos el reto de ser visitantes, con el ambiente en contra y la increíble opción de poder crecer como futbolistas, como equipo, y ascender. Son muchas horas invertidas y ahí tenemos nuestra oportunidad. Nunca hubiera querido este partido porque el Dépor es mi club y el Albacete es mi equipo, y yo querría que ascendieran los dos. Pero vamos a ir a muerte porque la vida nos ha puesto ahí, y a Riazor vamos a ir.

—¿Le parece injusto tener que jugar en Riazor?

—Me parece fútbol. Y ya está. Entiendo este formato de play off, pero quizá se debería haber buscado una sede equidistante. Ahora bien, yo no soy de llorar, vamos a Riazor a ascender.