Después de la tormenta (Opinión)

Escrito por: Bienvenido Picazo

viernes, 25.11.2022

Tras la catarsis, debemos imperiosamente volver a la normalidad, nos va la vida en ello. Hemos pasado días de furia y trueno, pero ya es tiempo de hablar de fútbol, porque si hablamos de fútbol, necesariamente tenemos que estar tranquilos, porque nuestro Alba, con expulsiones o con penaltis en contra, juega bien a esto que llamamos balompié. Cuando no le dejan, al menos lo intenta. Ya está, no le demos más vueltas a los imponderables del destino que, además, no tienen solución.

Quería dejar bien claro desde la introducción, que ahora no existe nada más que el Racing de Santander, todo lo demás es pura literatura. Las bajas, las reclamaciones, los goles encajados en demasía y el resto de toda la retahíla estadística, ahora mismo importa lo justo, o sea: nada. Lo fundamental es volver a la senda de la sensatez y la concentración, ya que si nos dispersamos en batallas perdidas de antemano, lo único que vamos a conseguir es olvidarnos de quiénes somos, de dónde venimos y adonde queremos llegar. Nuestro poder radica en la humildad y el saber hacer y, ya hemos demostrado, que lo podemos conseguir. Olvidemos a los mindundis que nos quieren orillar, dejémosles con nuestro desprecio silencioso, no hagamos más ruido del necesario, porque los que más tenemos que perder, somos únicamente nosotros.

La semana, naturalmente, ha estado marcada por hechos puramente extrafutbolísticos y el mundial, pero nosotros, debemos estar a lo nuestro, ser capaces de remontar humillaciones es nuestra condición y nuestro sino, porque no es la primera vez y, desgraciadamente, no será la última, así que si pensamos en otra cosa que no sea el peligroso Racing, saldremos con desventaja.

Observo entre líneas, que los jugadores han interiorizado lo pasado y ya están pensando en seguir sumando, no se me ocurre mejor receta. También está, claro, el asunto de las bajas, pero esto forma parte del negociado y el Racing, tampoco vendrá con todos. Estas son las cuitas que afectan a todos por igual, luego echará a rodar el balón y se verá de lo que somos capaces, pero yo sigo tranquilo, más allá de que llevemos mucho tiempo sin sumar de tres. El Alba hace méritos, pero no consigue todos los réditos que, por derecho, le deberían corresponder, sin embargo sigo erre que erre, pensando que el día menos pensado, vamos a tener el santo de cara. Aunque se me antoja que si tardamos en ganar, el plantel puede empezar a creer en las famosas meigas, a las que ya aludido en alguna ocasión Rubén Albés. Por ahora veo, tanto físicamente como psicológicamente, a los jugadores conjurados para salir con bien de esta temporada, así que no encuentro motivos para el abatimiento o las dudas.

Decir que ganar a los cántabros, nos calmaría y nos resultaría balsámico, es una grosera obviedad, por lo tanto, no lo voy a decir. Lo único que me atrevo a aconsejar, de forma inadecuada, dicho sea de paso, es advertir de la peligrosidad de los de El Sardinero, que empezaron con algunas dudas, pero ya se están desperezando y tienen capacidad para ir mucho más arriba. Imagino que, naturalmente, vendrán al Belmonte con el colmillo afilado, tratando de sacar buena tajada de nuestras tribulaciones y pesadumbres arbitrales; es su obligación, pero nosotros debemos ser pacientes y saber que, al menos, vamos a tener una buena ocasión en cada tiempo, para descerrajarles un par de buenos pases a la red.