El penaltito y la impotencia (Opinión)

Escrito por: Bienvenido Picazo

lunes, 06.02.2023

Antes de meterme en fregados, proclamo que el penalti,que a la postre nos condenó, a mí no me lo pareció. En otra parte del campo, quizá sí se pueda interpretar como falta, de uno o de otro, porque tampoco me quedó claro, pero condicionar un partido por una acción así, me parece, casi, una frivolidad.

Ahora bien, decir que perdimos por esa acción, tampoco me parece justo. Si perdimos, perdimos y habrá que buscar otras causas; pero recrearnos en un error arbitral, no nos conviene. No me parece que perder un partido, sea suficiente causa para rasgarnos las vestiduras, entre otras cosas, porque sí, hemos perdido, sin embargo seguimos ahí y tratando de hacerlo bien. Los demás también juegan y tienen sus armas, sin ir más lejos, el CD Tenerife, que no enamora precisamente por su fútbol, pero la racha que lleva no es casualidad. Ganar en Segunda es harto complicado, ni a los de abajo, ni, por supuesto, a los de arriba.

Estábamos tan acostumbrados a ganar, que esto nos ha parecido el fin del mundo y, no, ni es el fin del mundo, ni va a ser el último partido que perdamos, ni todavía estamos salvados. Es cierto que el descenso queda un poco lejos, y ese sigue siendo nuestro único objetivo a día de hoy, pero me agrada ver al Alba, con más o menos tino, pero nunca perdiéndole la cara a los partidos, ni a las formas. Se aprende mucho más de las derrotas que de los éxitos, así pues, leamos lo del Heliodoro en clave positiva y dejemos en anécdota el resbalón. No ha sido nada más que eso: un resbalón.

Ganamos en todas las facetas a los tinerfeños, menos a la hora de embocar la pelota entre los tres palos, puede ser también que quizá no saliésemos con la intensidad necesaria, o bien, que ellos querían acogotarnos, el caso es que nos costó entrar en el partido y mucha posesión, no siempre es sinónimo de dominio abrumador. Se mire por donde se mire, la derrota fue debida más a nuestra impericia que al acierto de ellos. Pero felicitemos al rival y predispongámonos a hacerlo mejor en sucesivas ocasiones.

Tenemos tiempo y cuajo para resarcirnos, no caigamos en la melancolía por una derrota, si acaso, practiquemos más el tiro al arco, porque a veces hacemos jugadas preciosas, que concluimos de malas maneras, esto, quizá sea lo peor de la derrota. Le sacamos muy poco rendimiento a nuestra capacidad de tocar y desbordar. Hacemos muy bien lo difícil y, nos complicamos con lo, aparentemente, más sencillo.

Dejemos de dar vueltas a lo que no tiene remedio, pero eso sí, repasemos los fallos -que los hubo-, miremos hacia delante y conservemos lo mucho de bueno que tenemos.

Cambiemos la cara, que tenemos mil motivos para festejar nuestra situación y nuestra capacidad para generar ambientes optimistas.