Informe: Así ha sido la presidencia de José Miguel Garrido (parte 1/2)

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jueves, 20.07.2017

José Miguel Garrido ha sido el presidente número 30 (mandato nº 32) en la historia del Albacete Balompié. Su llegada se produjo en el momento más convulso en la historia del club, no en vano fue el cuarto presidente que tuvo en el año 2013 (Aurelio Milla, Agustín Lázaro y Ferre). Su entrada en el club se fue fraguando durante el verano, especialmente tras comprarle las acciones a Rafael Candel y Carlos Parra y posteriormente ganar el apoyo de la familia Iniesta.

Garrido conversando con José Antonio Iniesta el 4 de septiembre, día donde ganó Echevarría

No obstante, Garrido saldría derrotado en su primera Junta de Accionistas, del 4 de septiembre de 2013, donde de forma esperpéntica ganó Echevarría. El 13 de septiembre su Consejo le retiró el apoyo, presidiendo el club Ferre hasta que el inversor madrileño accedió al cargo el 24 de octubre. Un día antes, un emocionado José Antonio Iniesta dejó vía libre a la presidencia de Garrido al pasar el paquete accionarial de aquel a manos del madrileño.

Desde su llegada, Garrido lo primero en que trabajó fue en poner al día a todos los trabajadores y dar seguridad y confianza en su cargo a las figuras deportivas que ya habían empezado la temporada: Víctor Moreno como director deportivo y Luis César Sampedro en el banquillo. Especialmente significativa fue la tranquilidad que trasladó a los jugadores, que, por ejemplo, cobraron noviembre de 2013 incluso antes de que acabara el mes.

Juan Carlos PicurelliComenzó a negociar con las diversas instituciones y en enero de 2014 puso totalmente al día a jugadores y técnicos, pagando mensualidades atrasadas. Ese mismo mes también renovó por dos temporadas más a un Sampedro que en la rueda de prensa no dudó en afirmar que «los males del Alba han llegado a su fin». Al mismo tiempo, y con el lógico propósito de adecuar la estructura del club a la categoría, realizó algunos inevitables despidos que no impidieron su correcto funcionamiento administrativo.

Su primer conflicto llegaría en marzo de 2014 por el uso de la Ciudad Deportiva, ya que el Ayuntamiento «no ha realizado los pagos a terceros» según dijo el presidente, y el Alba se estaba viendo obligado a asumir los gastos generados por los equipos del IMD. El caso no llegó a mayores y tras varias semanas de declaraciones enfrentadas, las relaciones con el Ayuntamiento fueron mejorando.

Por otro lado, el 29 de abril se cerró la ampliación de capital que se había aprobado en la Junta anterior, donde apenas nadie quiso invertir pero sí lo hizo el Consejo de Administración presidido por Garrido con 700.000 euros.

La mayor alegría del presidente llegó con el ascenso a Segunda: «si estamos aquí hoy es por esos 17 mil espectadores que no dejaron morir al Alba»- dijo. Rápidamente se comenzó a diseñar la siguiente temporada y se lanzó una acertada campaña de abonados que permitió el crecimiento social del club.

El inicio de la temporada deportivamente hablando fue malo, pero nunca se dudó en contar con Sampedro y mientras, los temas extradeportivos se calmaron casi por completo. En octubre de 2014 se celebró una plácida Junta de Accionistas si bien comenzaba a otearse las serias dificultades que se tendría a la hora de negociar con Hacienda, que exigía de forma inmediata el pago de casi 2 millones de euros. A finales de año, la Agencia Tributaria embargaba los ingresos para cobrarse los 800.000 euros debidos en IRPF, y ya Garrido comenzó a plantear la posibilidad de ir a los tribunales.

Agustín Lázaro y Saúl salieron del Consejo en enero de 2015 pero la noticia de mayor impacto en la presidencia de Garrido se produjo a mediados de febrero, cuando el club solicitó al Juzgado de lo Mercantil la reapertura de su liquidación por no poder hacer frente a su normal funcionamiento con los ingresos embargados. Fueron días y semanas de gran incertidumbre, pero el tiempo demostró que Garrido sabía lo que hacía.