Málaga y vuelta a empezar (Opinión)

Escrito por: Bienvenido Picazo

lunes, 15.10.2018

Qué tiempos aquellos en los que los porteros eran intocables y los amos en su zona de confort, lo que los ingleses llaman six yard box. Tenemos uno de los cuatro o cinco mejores porteros entre Primera y Segunda. Tomeu Nadal, nos ha dado grandes momentos y muchos puntos, pero comete el mismo error que la mayoría de los cancerberos de hogaño: no vuela. No impone su dominio aéreo. Los arqueros ahora tienen unos reflejos felinos, pero viven colgados del larguero y conducen sin soltura alguna el balón con los pies. Son como esos jugadores, que dominan tanto una de sus piernas, que con la otra son completamente inútiles. El mítico Helenio Herrera, los definía como cojos. Yo me sumo a la boutade.

En absoluto quiero hacer responsable al gran Nadal de la derrota de La Rosaleda, ya que ciertamente, el equipo estuvo más cerca de sacar algo que en Oviedo. Y, en modo alguno, me parece que estas dos derrotas nos sumerjan enninguna crisis. No veo que el Alba esté mal. Perder con el Málaga hoy, no es ninguna catástrofe.

Son los detalles los que nos condenan, no el método.

Mención especial merece la afición. No quiero pecar de chovinista, pero tenemos una afición de categoría especial.  A poco que nos dan motivos, ahí estamos. Se nos ha acusado históricamente, de forma frívola, de ser unos piperos de tres al cuarto; pero es cierto que no tenemos vocación de bonzos que gocen inmolándose a cambio de berrinches. Lo único que necesitamos es compromiso y ver que estamos en buenas manos. Me parece a mí que tampoco somos demasiado exigentes. En Málaga y tras la derrota, aún tuvimos la deferencia de aplaudir a los nuestros. Podemos ganar o perder, pero lo que no consentiremos nunca es que nos hagan hacer el ridículo o sentir vergüenza.

Esta temporada estamos de enhorabuena, porque hay un proyecto. Estas dos derrotas llaman la atención por cómo habíamos empezado, pero creo que no son más que dos accidentes.

Veo al albacetista medio muy comprometido con el equipo y sin delirios de grandeza. Nadie perdió ni los nervios, ni el sentido común. Todos sabemos que el objetivo sigue siendo mantenernos, procurando ¡ay!, en la medida de lo posible, que no nos pete el miocardio.

Tan relajada está la tropa blanca, que tras el escozor de laderrota, algunos aún tuvimos cuajo para disfrutar de los últimos rayos de sol del otoño travestido de verano.