El flautista de Hamelín pasó por Albacete (Opinión)

Escrito por: Bienvenido Picazo

lunes, 10.12.2018

Me gusta eso de que el Alba siga sin atacar la cumbre. En las alturas hay menos oxígeno y las fuerzas no son las mismas que en el campo base.

Nuevo cambio de líder y seguimos en puestos de privilegio. No se puede decir que la jornada haya sido mala para nosotros.

El frío y el respeto por el rival y el temor a los árbitros hicieron del sábado pasado una jornada de lo más extraña y agridulce. Yo sigo en mis trece y todo lo que sea sumar, aunque sea de uno en uno, me parece estupendo.

No hay que desdeñar el hecho de que los equipos se predisponen para jugar frente al Alba, quieren ganarnos y todos juegan a tope. Hemos tenido enfrente grandes equipos, o al menos fueron grandes mientras jugaban contra nosotros y, hasta la fecha, los de Ramis han sabido salir airosos de cuantas celadas les han tendido.

Acierta el Club al hacer caso omiso de las sugerencias que les conminan a protestar en alta voz por los arbitrajes perpetrados. Ni caso. Nosotros a lo nuestro. Si estamos donde estamos, todos saben que es por méritos propios. Eso debe bastar para evitar perder energías en batallas que sólo traerían frustración e impotencia.

El personal estaba bastante enervado frente a Osasuna, yo también, claro, pero los árboles no me impidieron ver el bosque de que tenemos un gran equipo y, por momentos, practica un fútbol inteligente y más que pulcro, brillante incluso. Los postes, yo creo que son los postes los que este año han decidido hacernos la cama. Más que los árbitros, es la mala suerte la que nos impide cerrar los partidos.

Sí, estamos luchando contra los elementos, pero las señales de este grupo son inequívocas. Hemos pasado con nota el puerto de montaña de los dos partidos seguidos en casa contra dos rivales de campanillas. Ahora toca afrontar la siguiente cita con bajas importantes, injustas sí, pero dejémoslo correr, porque los que suplen a los supuestamente titulares lo hacen de forma inmaculada.

No hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo soporte, de lo que se deduce que en cuanto cambie una pizca el viento caprichoso del azar, el Albacete va a posicionarse como sus méritos lo están pidiendo a gritos jornada a jornada. De la misma manera que Luis Miguel Ramis, confirma sus aptitudes tácticas y su capacidad de adaptación a las circunstancias; en todos los partidos se ve obligado a cambiar el guion sobre la marcha y, en todos lo hace con pasmosa elegancia.

Cuando salía del estadio me acerqué a un grupo de rojillos y todos respiraban aliviadísimos por haber sacado un empate.

– Qué bien se come en Albacete -me dijeron-.

– Sí -les contesté-, pero no se lo digan a nadie. Que quede entre nosotros.

Los rivales se conforman con empatar contra nosotros. No me digan que no es buen síntoma. Empatamos, sí, pero seguimos con la moral por las nubes.