Lo peor de la incertidumbre, es la incertidumbre misma (Opinión)

Escrito por: Bienvenido Picazo

viernes, 15.11.2019

Dicen los que saben de bolsas, acciones, letras del tesoro y zarandajas similares, que lo peor para los inversores y la economía es la incertidumbre, la inestabilidad de toda índole y, sobre todo, el miedo al miedo. Algo de eso es lo que sucede de forma recurrente en las principales ágoras de los dineros en todo el orbe; precisamente dentro de una década exactamente, se cumplirá un siglo del derrumbe más sonado.

En el Carlos Belmonte, que queda un poco a trasmano de Wall Street, Fránkfurt o Tokio, aunque seguro que en estos mentiderossaben muy bien lo que se cuece aquí, tenemos una crisis parecida todos los años, de hecho estamos metidos de hoz y coz en una de ellas.

Las dudas con las que llevamos conviviendo desde agosto y, que por momentos parecía se habían disipado, resulta que no, como Hamlet, seguimos hablando con la calavera y buscando una salida a nuestros bloqueos. Y son un montón. Menos en la portería, todo lo demás es un mar de dudas, entre las bajas, las sanciones y los que no terminan de acoplarse, don Luis sigue devanándose los sesos para darle lustre a un conjunto que vive en una continua montaña rusa. Pocos goles para tantos puntos, poco juego y mucha suerte, todo esto en una categoría vertiginosa como la Segunda, donde un par o tres de partidos buenos te elevan y tres empates, ni siquiera derrotas, te condenan, dan para cualquier cosa, menos para sestear a pierna suelta.

No desdeñemos el hecho de que con unas estadísticas paupérrimas, seguimos en la parte alta, ya que el año pasado con mucho mejor aspecto en todos los sentidos, estábamos más o menos igual. Hay que aprovecharse de que el fútbol es un deporte para listos y no tanto para bailarines. Nos gustaría disfrutar del tiqui-taca, pero en estos pagos no se estila mucho eso, todos los equipos estamos más o menos en lo mismo, con lo que el Alba, a pesar de los pesares, está en una situación que para sí quisieran todos los que están detrás y son unos pocos; sobre todo los históricos, algunos de los cuales están con el agua al cuello, no ya sólo por la clasificación, sino por su incierto futuro.

Ahora más que nunca, nuestra meta es luchar por la permanencia, que nos debe dar la tranquilidad económica y social necesaria para afrontar un salto de calidad, eufemismo que no esconde otra cosa que el ánimo de atacar el ascenso a Primera, con ciertas garantías.

El paso por La Romareda debe ser una fiesta, un escenariohistórico, contra un rival, el Real Zaragoza, historia viva del fútbol español, este viaje debe enorgullecernos a todos los albacetistas, y a ver si por fin ganamos, porque los duelos contra los maños, suelen acabar en tablas o decantarse a su favor.

El Zaragoza está atravesando una etapa de lo más oscura en todos los aspectos, un equipo llamado a codearse con los grandes, deambula por la Segunda intentando reverdecer viejos laureles. Otro año aquí, sería letal para sus aspiraciones, puesto que por ciudad, estadio y número de socios, los aragoneses están llamados a viajar en primera clase. Si no consiguen subir este año, la pervivencia misma de la institución correría serio peligro.

Ojalá en este río revuelto, el Alba pesque un pez grande y podamos disfrutar de la mitad de los puntos necesarios para poder calmar nuestra única obsesión de la temporada.