Once contra doce o la intranquilidad de María Pita (Opinión)

Escrito por: Bienvenido Picazo

viernes, 10.06.2022

Es un hecho que vamos a salir a Riazor con dos goles en contra, el primero por el sistema de la competición y el 2-0, por luchar contra treinta y tantas mil almas. Alguno de los de por aquí, lleva pidiendo épica desde Navidad, por lo menos ¿se refería a esto?, porque mucho me temo, que este encuentro, se va a recordar durante décadas. El choque y todo lo que lo está rodeando, con todas sus polémicas, sus ecos allende La Coruña y Albacete, opiniones, ánimos, deseos, tal pareciese que fuese una final de un gran torneo europeo. Resulta paradójico un despliegue semejante, porque estamos hablando de ¡tercera división!, que no se nos olvide.

Decía Helenio Herrera, entrenador mítico de las épocas más agrestes del fútbol del siglo pasado, que «se juega mejor con diez,que con once«, eso lo decía, claro, para malmeter y echarle leña al fuego de la provocación, pero no estaría nada mal que nuestro Alba, reviviese aquel adagio. A menudo vemos, cómo los equipos con un expulsado, se desempeñan con mejor tino que cuando la cosa es entre iguales. Nuestro Alba saldrá a la caldera del RCD de La Coruña, con un par de goles en contra, así que la única táctica posible es, dejarse llevar por el placer de jugar un partido de fútbol. El resultado lógico y normal es salir derrotados, con lo que la presión está del lado blanquiazul, la inusitada sorpresa sería, salir siendo de Segunda.

Rubén de la Barrera, va a vivir, posiblemente, el duelo más extraño de su carrera, cualquier resultado que se dé, será malo para él. O bueno, si atendemos a los requerimientos de su herculino corazón. Como entrenador, estoy seguro de que tiene perfectamente interiorizado, que la mayoría de las miradas, van a recaer sobre él. Si consigue el ascenso del Alba, su carrera dará un subidón, mayor que el éxito concreto que pudiese obtener. Es muy joven y su salida del Dépor, está tan reciente, que a lo mejor hasta se confunde de banquillo.

Que nadie espere ver un gran partido de fútbol, las finales, ya se sabe, suelen ser espesas y muy tediosas para los espectadores neutrales y, el que marque primero, tendrá todas las papeletas para la victoria. Físico, será un partido muy físico y más psicológico que táctico, ya que quien consiga controlar los biorritmos, tendrá mucho ganado. Los locales, serán llevados en volandas y los visitantes, tendremos que esperar agazapados a esperar nuestra oportunidad, que llegará, por supuesto que llegará.

El escenario, nadie lo puede negar, es magnífico, caprichoso, pero ideal para disputar un partido de este porte. A poco, que se produzca un mínimo silencio, se podrán escuchar con nitidez los gritos que llegarán desde La Mancha, para tratar de infundir ánimos a los nuestros. Llevamos una temporada tan desordenada, que el hecho de haber llegado con un hálito de esperanza al último envite, hace que ya nos hayamos olvidado de los desastres del reciente pasado y estemos, como quien dice, vestidos de primera comunión.

No hagan ustedes muchas promesas, por si el Alba nos da el gustazo de ascender, que si ir andando hasta no sé dónde, que si raparse la cabeza, que si pasearse en paños menores por el Altozano, que si tal, que si cual; calma, nobles gentes de la llanura, calma, que a nadie le extrañaría volver a casa, con cara de lelos, pero….., y si sí.

Echa unas cuantas jaculatorias María Pita, que a tu Dépor le tiemblan las piernas. Llega mi Alba.