Tercera jornada y primera victoria (Opinión)

Mi pesimismo antropológico me tenía en un sinvivir por culpa del Córdoba, ya dije aquí, que no me gustan los equipos que parecen malheridos, y menos cuando tienen un buen entrenador.

Como no soy supersticioso, cambié de ruta para evitar que las rutinas me generen ansiedades. Así que me fui por Tarazona de la Mancha. No servirá de precedente. Esta vez mi hija me quiso acompañar y me vi en la obligación de ir al Fondo Norte, porque el presupuesto lo tengo cogido con alfileres.

Apenas si estaba abriendo la bolsa de pipas, cuando ya estábamos por delante en el marcador. Las pipas, son cosas de ella, yo, una vez metidos en faena, tengo serias dificultades para deglutir.

Los vecinos, estaban eufóricos. Por cierto, el campo estaba más presentable, pero la asistencia sigue al límite, claro que cuando veo cómo se las gastan por otras latitudes, observo que estamos en la media. Decía que, en general, el personal estaba muy contento, por lo que se estaba viendo y con razón.

Todavía no estamos en Feria y ya empiezan algunos optimistas a hacer cuentas, yo prefiero pensar en el siguiente partido.

El Albacete parece un equipo de fútbol, la banda que éramos hace unos meses, se ha volteado y, más allá de los resultados, las sensaciones dejan lugar a pocas dudas.

Me gusta la solidaridad del grupo. Y me gusta ver a mi gente contenta, reír, sonreír y aplaudir.

Con el 3-0, mi chiquilla ya había consumido casi dos bolsas enteritas. Menos mal que conociendo el percal, había hecho acopio de botellicas de agua. Justo cuando yo demandaba el alpiste pipero -ya tenía el esófago liberado-, beber y reír, las existencias estaban exhaustas. No importó.

Ya podía gastar bromas y consultar el móvil. Hasta me perdí lo que pudo haber sido el cuarto.