Almería, estación con transbordo (Opinión)

Escrito por: Bienvenido Picazo

viernes, 19.10.2018

Llegados a este punto con la derrota ya instalada como parte del paisaje, que ha ayudado a contener la euforia que ya se presentía, llega el Almería al Carlos Belmonte. Cuando digo «derrota ya instalada», me refiero a que ya somos un equipo más, no como el año pasado que, a estas alturas, éramos una banda. Esto, que suena a exabrupto, no es más que la constatación de que el Albacete es uno más de los veintidós que pujarán por subir a Primera. A estas alturas, los veintidós (Málaga y Córdoba, incluidos) están en el mismo barco.

El domingo jugaremos el décimo choque, número redondo que daría para un primer balance, si no fuera porque ya dijimos que los análisis medianamente solventes, no tienen ningún sentido hasta Navidad. Ahora sólo toca jugar sin más horizonte que conseguir los tres puntos.

Veremos las sensaciones después de las salidas en falso,porque este partido suena a «un antes y un después». Una tercera derrota consecutiva, nos haría entrar en vía incierta, pero una victoria nos metería de lleno en la escapada buena.

 

Entretanto, el club se ha descolgado con la prohibición de ensuciar la Ciudad Deportiva y el Carlos Belmonte de cáscaras de todo pelaje. Me parece una decisión harto razonable. Seguramente traumática, pero razonable. Ahora sólo falta el añadido de prohibir fumar. En todas las instalaciones deportivas -no sólo de Albacete-, por definición, lógica, sentido común y respeto al vecino debería hacerse mención en las entradas y con profusión de cartelería ad hoc, de la interdicción de «humillar». Seguro que resultará más polémica, pero es perdónenme,muy necesario. Cáscaras y colillas compiten en dar sensación de suciedad y abandono. Y, en un recinto deportivo, más.

Como lo de pisar cabezas de gambas en los bares. Muy decoroso no resulta, ¿no?.

Con lo diligente que se muestra la Liga de Fútbol Profesional para conminar a jugar a los modestos a horas imposibles, no entiendo cómo no vela por la salud de los miles de espectadores, niños incluidos, que acuden al fútbol todas las semanas y prohíbe fumar en los todos los estadios. En Europa, son raros los recintos consentidores con el humo del tabaco.

 

Con pipas o sin pipas, con tabaco o sin tabaco, se trata de ganar un partido a cara de perro a un equipo que empezó con dudas y va como un tiro, al que no resulta nada fácil hacerle gol. Al Alba le cuesta un imperio ver puerta, así que no sé cómo nos vamos a apañar. Pues sugiero que con buen juego y mejor coraje. Y que nadie piense que será un partido para recordar por su épica o belleza, antes al contrario, será trabado, con escasas ocasiones y pocosgoles. Muy pocos.

Sólo falta desear que si cae alguno, se lo coman los rojiblancos.