Volvimos de Tenerife con otro punto para la hucha (Opinión)

Escrito por: Bienvenido Picazo

lunes, 12.11.2018

«Un grano no hace granero, pero ayuda al compañero», reza la sabiduría popular en forma de refrán. Nos pongamos como nos pongamos el resultado del Heliodoro, se debe calificar como justo, pero convendrán conmigo que si el Alba hubiese apretado un poquito más cuando el CD Tenerife dudaba, ahora estaríamos festejando una victoria.

 

El caso es que estamos a un paso de llegar al ecuador de lo estipulado allá por el mes de agosto y la andorga está medio llena.  Quedan ocho jornadas para la primera gran evaluación y vamos con tranquilidad, pero sin altanería. No resulta fácil pasar de la depresión a la euforia sin perder el control, sin embargo el cuerpo técnico que capitanea Luis Miguel Ramis está consiguiendo la cuadratura del círculo, estamos viviendo en las alturas y nadie ha sacado los pies del tiesto. Más allá del juego y de los goles, cuentan y mucho, el estado de ánimo y la autoestima, pues bien, el Albacete Balompié sigue ahondando en su punto fuerte: la humildad.

 

Miedo da pensar que si seguimos así, podamos sentir vértigo y miedo al vacío. Si perdemos el oremus será nuestro final. Bueno será prevenirlo, aunque repito, no veo señales en ese sentido por ningún lado del estadio, ni en el palco, ni en el banquillo, ni en el 105×70 tan verde y tan bien cuidado, ni, y esto es lo más importante, en la grada. Veo a la afición feliz y sabia, puesto que está al cabo de la calle de que la euforia desaforada se contagia, se convierte en plaga y termina en epidemia incontrolable.

 

Ahora mismo, somos uno de los equipos que mejor lo está haciendo y mejor ha entendido la LaLiga123 que este año, como todo el mundo sabe, y sin ánimo de hacer frases grandilocuentes, es la más fuerte de la historia. Es un hecho fehaciente que hay escuadras que no le terminan de coger el punto a una competición atestada de históricos, de buenos jugadores, de grandes entrenadores y hermosos coliseos.

 

De momento sigo viendo al grupo comprometido, prueba de ello es que partidos como el de Tenerife el año pasado no los ganábamos. Ni siquiera los empatábamos.

 

En suma, que la afición chicharrera tenía respeto por los nuestros y acabó aliviada con el empate, señal inequívoca de que el Alba es un gallito. Lo que pocos saben es que sí, lo somos, pero sólo de puertas para adentro. Nosotros somos realmente, los únicos que sabemos lo que somos.