Cuando mezclar política y deporte emborracha a los ultras (Opinión)

Escrito por: Hugo Piña

jueves, 19.12.2019

La campaña brutal y mediática sufrida Por Roman Zozulia desde que se enroló con el Rayo Vallecano ha sido notable. Jamás en la historia reciente del deporte (ya no futbol) una persona había sido atacada de esta manera, contra sus propios principios y contra todo lo que se pusiera por medio.

Incluso el propio Albacete Balompié y sus seguidores han sido estos días tachados con esas afirmaciones tan malsonantes y perniciosas que atentan contra la figura de todos y cada uno de los que formamos esta familia. Todos hemos sido, de una u otra forma, atacados y desprestigiados por culpa de la borrachera de unos cuantos ultras.

El fútbol es fútbol. Y la política es política. Mezclar ambas cosas no sólo lleva a nada bueno si no que encima, como en el caso del Albacete y su familia, los ha puesto en boca de todo el mundo. Porque señores… nos han puesto una etiqueta como hace años lo hicieran con Zozulia y de la que ahora costará tiempo desligarse. Eso no es fútbol. Y mucho menos pasión de fútbol.

Esto de desprestigiar la imagen del vecino no es más que una descalificación que nos hace ser menos iguales. Nos hace entrar en una espiral del ‘y tu más’ del que tardaremos mucho tiempo en salir a la calle y estrechar la mano a ese que en los últimos tiempos te califica de una forma que como el propio Zozulia afirmaba hoy, “no soy”.

Y es que no somos de una u otra ideología, somos del Alba y además bien orgullosos de portar un escudo que tiene casi 100 años de historia. Mucha más que esos que ahora catalogan a la familia del Albacete de defender o acoger a un tipo que hoy ha demostrado ser quien es. Y por último no me quiero despedir sin antes dejar claro y manifiesto que “Zozulia es mi pastor, nada me falta”. Aupa Alba y viva el fútbol.