El albaceteño Guillermo García López se retira del tenis a sus 38 años

Escrito por: 5 más el descuento

jueves, 30.12.2021

“¡Yi, Yi, El! ¡Yi, Yi, El”. Era un cántico habitual en el Abierto de Australia. Cada vez que Guillermo García López pisaba el primer Grand Slam de la temporada en enero, un grupo de unos quince aficionados locales lo seguían allá donde iba en Melbourne Park, entonando sus siglas en inglés [GGL: Yi, Yi, El]. Sin embargo, en este 2022 han recibido una mala noticia: ya no volverá a jugar en Australia. ¿El motivo? El español cuelga la raqueta a los 38 años.

“A partir de mi primera victoria en el Abierto de Australia (v. al No. 5 Moyà) en 2005, un grupo de chicos australianos empezó a venir a verme entrenar. Y cada vez que jugaba había 15 personas con una foto mía impresa en la camiseta. Allí, que la gente es muy alegre, liaban una tremenda en los partidos. Es curioso, porque aparecieron de la nada y me seguían en cada partido”, revela a ATPTour.com el protagonista que aún mantiene relación con sus seguidores.

–GGL, este año tienes que venir.
–No, no, ya no voy más.
–¿Cómo puede ser?
–Me retiro.

Así se enteraron de que su ídolo dice adiós al tenis profesional. Lo hace con una vitrina decorada por cinco títulos ATP Tour: Kitzbühel 2009, Bangkok 2010, Casablanca 2014, Zagreb 2015 y Bucarest 2015. Y con un total de 297 victorias en 654 partidos en el circuito, que le permitieron ascender hasta el No. 23 del FedEx ATP Rankings como mejor marca en la clasificación mundial.

Más allá de los trofeos, en su memoria quedan para siempre cinco momentos memorables en su carrera. El primero de ellos se remonta hasta enero de 2005, hace ya 17 años. Aún no había irrumpido entre los cien mejores del mundo -estaba Top 130- y Chennai fue la primera cita del calendario. Sólo Carlos Moyà pudo detenerlo en semifinales por 4-6, 6-2, 6-7(2). Unas semanas más tarde, tras superar la fase previa, volvió a encontrarse al mismo rival en primera ronda del Abierto de Australia.

“Ahí se produjo el click en mi carrera. Tenía la experiencia de haberme visto cerca de ganarle unas semanas antes y, aunque no es lo mismo jugar en un Grand Slam, sabía que podía pasar”, revela García López. “Jugué un buen partido, tal vez a él no le salieron las cosas muy bien, y ese día me di cuenta de que podía ser profesional y tener una carrera brillante si seguía ese camino”. Se impuso por 7-5, 6-3, 3-6, 6-3.

“Cumplí un objetivo que era ser Top 100, fue la primera vez que gané a un Top 10 y, además, era Carlos Moyà, que era un referente en nuestro país. Pensé que había logrado algo muy bueno y si seguía así podía lograr cosas muy buenas”, confiesa sobre su primera gran victoria.

Una vez que consiguió establecerse en esa zona del FedEx ATP Rankings mantuvo la regularidad en los años siguientes para moverse entre el Top 100 y el Top 50. Y en esa etapa firmó otro día imborrable. El 3 de febrero de 2006 derrotó a Andre Agassi en Delray Beach por 6-4, 6-2. “Le gané en pista rápida y en Estados Unidos. Jugué muy bien ese partido”.

Hasta que en 2009 logró dar un nuevo paso en su trayectoria. En Kiztbühel levantó su primera corona, al imponerse a Julien Benneteau en la final por 3-6, 7-6(1), 6-3. Y ahí reside otro de sus momentos inolvidables. “Fue increíble”, asegura sobre una semana en la que también derrotó a Bjorn Phau, Martín Vasallo Argüello, Victor Hanescu y Mikhail Youzhny.

Garcia Lopez

Si hubo una victoria que lo catapultó fue la que logró en semifinales de Bangkok frente al entonces No. 1 Rafael Nadal en octubre de 2010 por 2-6, 7-6(3), 6-3. “Cumplí un objetivo tremendo, porque gané a un número uno del mundo, que además era Nadal, y que venía de ganar su primer US Open. Fue la leche. Él estaba en un momento de forma muy bueno”.

Aprovechó el momento para conquistar su segundo título, superando en la última ronda a Jarkko Nieminen por 6-4, 3-6, 6-4. “Me dio mucha confianza, porque pensé que podía tirar para arriba y que mi nivel podía incrementar mucho más del Top 50, que era donde estaba en ese momento. Y en los siguientes torneos hice muy buenos resultados”. Enlazó cuartos de final en Tokio y el ATP Masters 1000 de Shanghái para finalizar el curso como No. 33 del mundo.

“Ganar a Nadal hace que la gente te conozca más, pero realmente la noticia es que él salió derrotado por Guillermo García”, indica sobre la dimensión puntual de su victoria. Lo cierto es que tan solo unos meses más tarde, el 21 de febrero de 2011 logró tocar su techo en el FedEx ATP Rankings como No. 23 del mundo.

Entonces era uno de los 14 españoles en el Top 100, uno de los nueve Top 50 junto a Nadal (No. 1), David Ferrer (No. 6), Fernando Verdasco (No. 9), Nicolás Almagro (No. 13), García López (No. 23), Albert Montañés (No. 25), Tommy Robredo (No. 29), Juan Carlos Ferrero (No. 34) y Feliciano López (No. 41).

Todos forjaron una meritoria carrera a la sombra de los incomparables éxitos de Nadal. “En España hemos tenido la suerte de contar con uno de los mejores jugadores de la historia. Ha sido muy bueno para el tenis español, y es un orgullo para el país, para la gente y un referente para todos, pero por otro lado es verdad que ha hecho que no se valoren como se debería otras carreras”.

Finalmente, entre sus grandes recuerdos, García López guarda un partido que no fue una victoria, pero la siente como tal. Se remonta a la segunda ronda de Wimbledon en 2005, la primera vez que se cruzó ante Novak Djokovic. Así lo relata él mismo: “Iba ganando 2 sets a 0, con 5-4 y bola de partido 40-30. Saqué muy bien, se me quedó una bola de derecha a tres cuartos de pista y me jugué un winner al otro lado. Él no corrió, el línea de fondo la canta buena, Djokovic se quitó la muñequera y vino hacia la red a darme la mano. Yo celebré que había ganado el partido”.

Para su sorpresa, el partido no había terminado. “Cuando me di cuenta, el juez de silla pitó un overrule y la cantó mala. Nos fuimos al deuce. En ese momento me volví un poco loco, me rompió el saque y nos pusimos 5-5. Le volví a romper y me puse 6-5, 40-0. Tuve tres puntos de partido más. Me las remontó y acabé perdiendo 3-6, 3-6, 7-6(5), 7-6(3), 6-4. Fue un partido que perdí, pero interiormente me lo apunto”.

Esta es la historia de aquel niño de La Roda que daba pelotazos contra la pared en una habitación vacía de su casa y un día llegó a cumplir su sueño de ser tenista profesional. Así fue la leyenda de “Yi Yi El”.