Hogar, dulce hogar (Opinión)

Escrito por: Bienvenido Picazo

lunes, 25.04.2022

No sé si es la presión por ganar, o simplemente el hecho de jugar en casa, lo cierto es que Belmonte y victoria, son sinónimos. Lástima que viajar y fiasco, también lo sean. La facilidad con la que se desempeña el Alba al calor del hogar, es difícilmente comprensible, a la luz de lo espeso que se muestra, cuando juega por esos mundos.

Contra la Real Balompédica Linense, los nuestros deberían haber hecho un desguace, pero al final tuvieron que verse en franquía numérica para dejar un resultado lustroso. La incisiva apuesta de De la Barrera, se vio empañada por el empecinamiento que tenemos en mandar el esférico, ora a los recogepelotas, ora a la grada. Para marcar, necesitamos generar tres o cuatro ocasiones claras, razón ésta, por la que fuera de casa, nos las vemos y nos las deseamos para enchufarla, ya que no generamos el ratio de ocasiones necesario.

Este yin y este yang, esta bipolaridad, este sinvivir, nos tiene colgados de la rama, para angustiar más el asunto, no sabemos si estamos serruchándola por la parte donde estamos sentados o por la más cercana al tronco. Apenas quedan dos fechas para salir de nuestro laberinto y nuestro eterno “me quiere, no me quiere”. Después, sólo quedará la gloria o la ruleta rusa.

El partido contra los de La Línea, fue un calco de todo lo que hemos visto en casa a lo largo del año, aunque justo es reconocer, que en esta segunda fase, los resultados y el juego, han sido algo más vistosos, sobre todo contra los rivales, aparentemente más asequibles, cosa que no sucedió durante el invierno. Fuera, sin embargo, seguimos con la misma tónica de sequía secular, el juego y los resultados son los mismos. Queda, llegado el caso, el consuelo de imaginar que ya tenemos ganados los dos partidos que nos quedan como locales, pero eso no será suficiente.

Es importante familiarizarnos con el hecho de que nuestros números se están adecentando, porque se constata con sumoplacer, que el Alba está equilibrando su balance goleador, que junto con su infranqueable defensa, hacen que las últimas rampas de la competición, se nos presenten con un cierto punto de optimismo. Pesan, eso sí, como una losa sobre nuestra cabeza los cinco goles negativos, que nos lastran como forasteros. Me temo que ya no tenemos tiempo para revertir esta feísima mácula en nuestro expediente.

Con todo y con eso, parece que ya sólo es cosa de dos quedar campeón, pero sigue habiendo todavía hasta trece equipos implicados en la traca final, cosa que hace que la competición, hasta prácticamente el último minuto del último partido, tenga un interés impropio de estas fechas.

Esto hace que echar cuentas de quien tiene mejores o peores rivales, sea trazar rayas en el agua.

Lo único que tenemos claro los albacetistas, es que nuestro peor rival somos nosotros solitos. Más allá del puesto que ocupemos, dependemos exclusivamente de nuestra destreza. En nuestras manos está llegar a la primera al anhelado objetivo. La cosa está complicada, pero para todos.

Arrastramos dudas, desde que empezó esto, pero observo que los rivales nos tienen mucho respeto. A lo mejor sólo es una expresión de deseo, pero tengo para mí que nuestro Alba infunde mucho respeto y si fuésemos fríos y calculadores, nos alegraríamos enormemente del entrenador y la plantilla que tenemos. La pasión está muy bien, pero el ansia, el ansia, ya no tanto.