Escrito por: Bienvenido Picazo
martes, 25.10.2022
¿Quién nos iba a decir a nosotros, que tras doce jornadas, íbamos a estar a, casi, la mitad del camino? Y, es que, no hay muchas más conclusiones que sacar tras nuestro viaje, atravesando media España, hasta casi llegar a Francia. Nuestro rendimiento es buenísimo, pero el objetivo no ha dejado de ser el mismo que nos trazamos en agosto. Todavía no tenemos licencia para nada más.
Tal parece ser la consigna que Rubén Albés no deja de repetir al vestuario y tal parece, que la muchachada lo tiene perfectamente interiorizado. El partido de Ipurúa, dejó una muestra perfectamente palpable de nuestra obsesión; contra un rival de lo más señero, el Alba se puso el traje de faena y se trajo un punto, que vale mucho más que un número. Sin necesidad de poner el autobús, se sufrió lo justo (que siempre es mucho), y se contuvo a un rival que jugó con el cuchillo entre los dientes todo el partido. El Alba supo tejer una tupida tela de araña, que impidió a los guipuzcoanos triunfar.
Son ya tres jornadas seguidas sin encajar -más allá de un penalti-, y seis sin perder, así que, es tiempo de dejar de hablar de casualidades, pero sin sacar los pies del plato. Lo único que podemos afirmar, sin engolarnos, es que tenemos equipo para mantenernos, no sin padecimiento, porque en Segunda, nadie regala nada, pero sí, para cumplir el objetivo.
Tras haber caminado un buen trecho de campeonato, estamos muy bien donde estamos, estar más arriba nos obligaría a tirar del carro y, es mejor que arrastren otros. El Alba, bastante tiene con estar por encima del décimo lugar, sitio que delimita el ámbito psicológico de “los de arriba” y “los de abajo”. Desgasta muchísimo el estar arriba todo el tiempo, sobre todo, tan temprano.
Lo único que tiene que mejorar, y mucho, el grupo del Belmonte, es fortalecerse en casa y seguir dando cancha a los menos habituales, porque a buen seguro, todavía nos va a caer alguna agradable sorpresa. El equipo es muy solidario y, los que se incorporan, lo hacen sin apenas cambio de actitud, eso denota que el Alba, está muy bien engrasado y consciente de que en nuestro equipo, no hay lugar para vedetes. Contra la SD Éibar, lo pudimos ver de principio a fin, todos defendiendo sin fisuras, pero sin pelotazos y, siempre con la caña predispuesta, para dar un aguijonazo, la victoria hubiese sido un premio excesivo, pero en esta categoría, de la misma manera que mereces ganar y pierdes, también sucede al revés. Ya hemos probado esa medicina, con lo que nunca hay que perderles la cara a los partidos. Es la regla de oro del fútbol, el más caprichoso de los deportes: lo único que cuenta es enchufarla, el cómo, es lo de menos. Aunque los que saben de esto, dicen que tienes más probabilidades de ganar, si lo haces bien. De ahí, que el futuro de los nuestros pinte bien, porque en la mayoría de las citas, el buen gusto ha primado, por encima de otras habilidades.
Dice Albés, que el Éibar huele a Primera, es cierto, como también lo es que la afición del Albacete, está empezando a memorizar los nombres de toda la plantilla blanca, que tiene todas las trazas, de convertirse en mítica, a poco que la suerte no nos sea demasiado esquiva.
Lo dicho: un punto, igual a menos treinta.