Un punto que sabe a gloria (Opinión)

Escrito por: Bienvenido Picazo

lunes, 13.03.2023

No me gusta usar ni abusar de los tópicos, pero en esta ocasión, recurro a ese tan manido referente del jugador número doce, porque el puntazo que el Alba se trajo de Orriols, en un porcentaje muy significativo, hay que atribuírselo a los miles de manchegos que animaron desde mucho antes de empezar el partido, hasta bastante rato después de terminar éste. Resulta cuando menos curioso, escuchar cánticos, ánimos y aplausos lejos del Belmonte, porque en casa, no siempre las gradas están tan animosas. Sería el calor o la resaca de la mascletá.

No quería dejar de saludar el comportamiento de la afición blanca, porque en Valencia estuvo de matrícula de honor. Durante todo el día, tanto paseando por la ciudad, como en el campo del Levante UD, los nuestros tuvieron un comportamiento pluscuamperfecto, cuya traca final, fue el aliento que, desde la grada, insufló a los nuestros. Mucho tuvo que gritar el aficionado local, porque el vendaval blanco, achantó los cánticos granotas. En cualquier caso, lo vivido en el Ciutat de València fue un homenaje a la convivencia y el fair-play más exquisito.

Otra vez hubo que remar contra el absurdo de decisiones esotéricas y otra vez, Rubén Albés dio una clase magistral de cómo se improvisa sobre la marcha, con lucidez, aplomo y osadía. Los cambios fueron toda una declaración de intenciones, el Alba no se iba a ir sin intentar dar algún hachazo y, a punto estuvo de conseguirlo. Albés es clarividente, porque cuenta con un grupo de lo más aguerrido, solidario y concentrado, ayer ante un rival de la talla del Levante, el Alba se adueñó del escenario y, de no haber sido por el lamentable flautista de turno, quizá, otro gallo hubiese cantado. Son ya demasiadas las veces que nos toca sufrir trencillas que deciden arruinar el fútbol, destrozar partidos, en definitiva, pervertir la competición. En esta ocasión el Alba no picó; en la segunda parte se olvidó del tío del pito y se dedicó a jugar al fútbol no cayendo en provocaciones, que lo único que hubiesen conseguido, habría sido sacarnos del partido.

Acabo de escribir y borrar, en un plis plas, todo un párrafo referente a los árbitros, porque no quiero seguir indagando en el absurdo, sobre todo teniendo en cuenta nuestros inmediatos rivales. Lo único que escribo y no pienso borrar es que, qué fácil resulta pitarle al Alba.

Olvidemos afrentas, que sólo conducen a más frustración y dediquémonos a saborear el partidazo vivido en Valencia y sus indiscutibles ganancias. Quedan muchos puntos todavía en juego y el Alba, con la promoción medio asegurada, a lo mejor todavía nos tiene reservado algo más sonado.

No quiero dejar de señalar, otra vez, la lección que dieron las dos aficiones, el colorido que pusieron y el ningún trabajo que dieron a las fuerzas del orden. Si hubiese lo que no hay, LaLiga y la RFEF, deberían destacar por tierra, mar y aire este partido como ejemplo de comportamiento futbolero.