Escrito por: Bienvenido Picazo
lunes, 17.04.2023
Estábamos algunos con la mosca detrás de los primeros minutos, que nos han dado algunos sinsabores en las últimas semanas. No sé si hay un curandero en el vestuario, un psicólogo argentino, un badil para remover las ascuas y las conciencias, o simplemente un gallego, lo suficientemente sensible, sereno y serio, para poner los puntos sobre las íes y despabilar a la tropa.
El vigués aplicó la receta de la abuela, o sea, dar descanso a algunos, no por sus prestaciones, sino por la lógica descompresión del estrés acumulado y levantar el polvo del banquillo, para que otros puedan demostrar que son tan válidos como los habituales. Mano de santo.
No fue necesario esperar mucho para, efectivamente, darnos cuenta de que algo había pasado entre bambalinas. La SD Éibar, justo líder, se las veía y se las deseaba para contener a los enchufados blancos, y eso que los armeros, aún pudieron habernos hecho un descosido, pero la noche era demasiado blanca para los vascos.
Hace tiempo que sigo los partidos de nuestro Alba con cierto sosiego, veo que hay un plan, hay un equipo y un proyecto. Sí, hemos pasado una pájara extraña, pero incluso así, todavía estamos muy vivos. El partidazo que nos regalaron los de Albés, fue un mensaje a todos nuestros rivales, porque apabullar a todo un equipazo como es el Éibar, no está al alcance de cualquiera. Tuvieron los azulgranas sus posesiones, sus ocasiones, sus momentos, pero cuando un buen equipo, como es el nuestro, está tan concentrado, indefectiblemente la suerte le sonríe.
Pudimos haber hecho sangre, pero fue suficiente con mandar un mensaje a la grada de “hemos vuelto, pero nunca nos fuimos” “quedaos tranquilos, que el Alba, todavía no ha dicho su última palabra”, qué gustazo comprobar que la comunión con el gentío no se ha resentido, ni tantito así. La gente sabe que los resbalones forman parte del guion, pero si proyectamos el recorrido y prestaciones del Alba desde agosto, no hay nada que temer.
Es necesario recordar que somos un recién ascendido y que tenemos los dineros justos para pasar el mes, pero viendo cómo se desempeña nuestra muchachada, resulta difícil asumir que no estemos más arriba en la clasificación. Qué gusto ver defendiendo el resultado ¡buscando más goles!, Rubén Albés, tiene la valentía necesaria, para saber que la mejor defensa es un buen ataque. Eso y sólo eso fue lo que terminó por desarbolar a los eibarreses. Con unos tíos locos que no pierden tiempo, que no amarran el resultado y que, si pueden te masacran, es difícil negociar.
La elegancia final de los rivales, asumiendo con naturalidad la superioridad de los nuestros, engrandece, todavía más, un partido que será recordado mucho tiempo en nuestra parroquia.