Escrito por: Rodrigo Quero
sábado, 13.05.2023
A medida que se acerca el momento decisivo para el Albacete Balompié en su lucha por el ascenso, la Policía Local de Albacete ha compartido una conmovedora carta dirigida a la afición. En ella, se destacan los obstáculos que quedan por superar y se hace un llamado a la mesura y al respeto hacia los rivales. La carta revela la pasión y el compromiso de la Policía Local con el equipo y refuerza la importancia de mantener la deportividad en cada encuentro.
El autor de la carta, un miembro de la Policía Local de Albacete, comparte su historia personal de amor por el fútbol y su conexión especial con el Albacete Balompié desde una temprana edad, gracias a su abuelo. Recuerda los momentos vividos en el estadio Carlos Belmonte, tanto las alegrías como las tristezas, y cómo ha tenido la fortuna de acompañar a su abuelo a la mayoría de los partidos de esta temporada. Esta ha sido la emotiva carta:
«Este segundo domingo de mayo, a las seis y media de la tarde tenemos una nueva cita en el Carlos Belmonte, para seguir animando al equipo de nuestras entretelas. Seguro que no vamos a fallar, llevamos toda la temporada empujando con ahínco, tratando de llevar en volandas a los jugadores para, como mínimo, conseguir jugar la promoción de ascenso a la LaLigaSantander, y ahora que ese objetivo lo tenemos al alcance de la mano no debemos desfallecer. No queda otra que dar el do de pecho durante las próximas jornadas.
Alavés, Ponferradina y Mirandés son los tres últimos obstáculos que nos separan de ese objetivo soñado, aunque no exento de cierta dificultad, pero como la esperanza es lo último que se pierde y aún tenemos en nuestras retinas grabado a fuego el gol de Jordi Sánchez en Riazor, cuando agonizaba la segunda parte de la prórroga de la final fase de ascenso a la Liga SmartBank, sabemos que con este Alba, con estos jugadores y con esta afición cualquier es posible.
Me aficioné al fútbol gracias a mi abuelo, bueno, para ser exactos tendría que decir que fue él quien me enganchó al Alba, ya que tuvo el acierto de regalarme por haber aprobado el curso mi primer abono cuando apenas contaba diez años de edad. Justo la temporada en la que regresábamos a la primera división tras siete largos años en la categoría de plata. ¡Cuantas tardes de frío, lluvia y sol abrasador hemos pasado desde entonces en nuestros asientos de Tribuna Marcador. Cuantos sinsabores, cuantas alegrías, cuantos goles jaleados y cuantas lágrimas me ha costado nuestro Alba.
Esta temporada he tenido la suerte de poder acompañar a mi abuelo casi a todos los partidos que hemos jugado en el Belmonte. Unas veces porque mi turno de trabajo en la Policía Local de Albacete me lo ha permitido, y otras porque mi compañero Juan se ha brindado gustoso a cambiarme el turno, conociendo mi pasión futbolera por el Alba.
Imagino, que al igual que muchos de los aficionados y aficionadas, mi abuelo y yo seguimos un particular ritual cada día de partido. Siempre llegamos al campo caminando a través de la Avenida de España, paseando sin prisas, tratando de calmar la ansiedad que siempre está presente, con comentarios sobre lo acontecido en el último partido o elucubrando sobre la alineación que creemos tiene en mente Rubén para el encuentro de ese día. ¡Y como no! dependiendo del tiempo, siempre nos acompaña alguna bufanda, gorra o camiseta, que siempre es bueno teñir de blanco las gradas.
Como policía local no me puedo resistir a solicitar en estos momentos una dosis extra de mesura a nuestra afición, tal y como ha venido demostrando durante muchos años. Sabemos que el fútbol es un deporte de masas que mueve pasiones, altera corazones y magnifica emociones, pero no deja de ser un juego de once contra once personas, donde la deportividad debe presidir todas sus acciones, y por extensión las nuestras, las de los aficionados y aficionadas. No hay nada más bonito en un campo de fútbol que poder disfrutar del juego y de los goles de tu equipo, y si además, es en hermandad y con respeto con la afición contraria, miel sobre hojuelas.
Por eso desde estas líneas me atrevo a pedir que animemos con determinación a nuestros jugadores, que el domingo miles de gargantas griten al unísono un sonoro ¡Aupa Alba!, que disfrutemos del juego, de los goles y del triunfo si los hados nos son favorables y se produce, pero que respetemos siempre al contrario, a quien defiende otros colores, a quien besa otro escudo y a quien anima a otro equipo.
En la victoria es preciso ser generosos y en la derrota hay que tener dignidad. Esa y no otra es la grandeza del fútbol, y esa deportividad es lo que hace que la afición del Alba sea respetada allá por donde va y querida por quienes nos visitan.
Hagamos grande a nuestra ciudad y a nuestro equipo. ¡Aupa Alba!»