Escrito por: Bienvenido Picazo
martes, 15.08.2023
Lo que se avecinaba era un gran choque, pero lo que no sabíamos es que lo de “gran” iba a venir sólo por parte de nuestro Alba. Primer partido e inmejorables sensaciones, lo normal hubiese sido haber goleado al RCD Espanyol, pero persiste el infortunio y la machacona historia de que, para marcar, necesitan los de Albés una docena de buenas ocasiones. Esto, que ya nos costó muchos puntos el año pasado, tiene pinta de perpetuarse también, esta temporada.
Lo primero que hay que destacar es que el equipo no sólo no se descompuso, tras el festival de penaltis fallados; ni bien salió del vestuario, empezó a dictar una sinfonía de fútbol ofensivo, que sólo el azar impidió que se convirtiese en un desmadre goleador. Eso quiere decir que, al igual que el año pasado, para sacar del partido al Alba, se va a necesitar algo más que acciones puramente futbolísticas. Marrar una pena máxima, no es ni más ni menos que eso: una jugada más. Por cierto, mucho valor tuvo Manu Fuster, para volver a querer lanzarlo, es obvio que no lo hizo bien, pero la actitud que demostró, tiene mucho que ver con el compromisogeneral de todo el plantel.
No hay que lamentar el empate, porque hay que saber valorar que seguimos teniendo un equipo muy sólido mentalmente.
Qué poco se necesita para hacernos daño y cuánto se requiere para marcar; creo yo, que la suerte no va a resultarnos siempre esquiva. Jugando tan bien como contra los periquitos e intentándolo una y otra vez, necesariamente el Alba, terminará obteniendo réditos positivos.
Todavía se oyen las gracias al cielo, por parte de la expedición blanquiazul, porque difícilmente van a salir vivos contra otros rivales, jugando como lo hicieron en la segunda parte. El gran coco, resultó una decepción importante, seguro que al principio están pagando el descenso, pero como no espabilen, tal y como se ha puesto el panorama, lo pueden pasar mal.
Las dudas que nos surgieron durante la pretemporada, se han disipado en apenas un partido porque, salvo algún despiste defensivo, todas las líneas funcionaron con relativa fluidez y automatismos, ya perfectamente integrados, tras un año jugando juntos.
Tras un partido tan vistoso, ante un rival que terminó completamente amilanado y, por tanto, desdibujado, lo único que se ha conseguido es que la ilusión, que ya era mucha, se haya disparado. Ya hemos podido comprobar por enésima vez, que la Segunda es tremendamente exigente y que sólo con el nombre no sirve; se requiere algo más.
El Alba tiene muchas de las necesarias aptitudes para afrontar una categoría tan exigente, pero los errores, nos siguen penalizando en exceso. Esto sí habrá que corregirlo.
Otro dato para festejar es que, ya sabemos que nos vamos a divertir de lo lindo, porque Rubén Albés, no se baja del burro y sigue empeñado en regalarnos arrojo, inteligencia, estrategia, capacidad de sufrimiento y moral a prueba de bombas, pero, por las dudas, no caigamos en el error de empezar a echar cuentas que no sean las de restar desde cincuenta.