Escrito por: Hugo Piña
domingo, 17.09.2023
Es el encargado del balón parado y otras muchas cosas más en el Albacete de Albés. Antonio Madrigal (Alicante, 1976) es uno de los nombres que más resuena ahora mismo en el vestuario del Albacete Balompié.
Toni es el segundo entrenador y mano derecha de Rubén Albés, la sombra o el ideólogo de un proyecto deportivo en el que el técnico vigués abandera el ascenso -en todos los sentidos- que está ofreciendo este Albacete desde la llegada de ambos al Club.
En relación a Toni Madrigal hay que destacar que es él quien se encarga en el Alba de las tareas a balón parado. A nivel defensivo pero sobre todo en ataque, este alicantino que acompaña a Albés es quien dicta la teoría en el vestuario y en el banquillo. Alguna vez lo habrán visto los aficionados dar órdenes en el Belmonte, un hombre de pelo blanco y con una percha atlética.
Es él quien dirige y comanda desde la teoría los designios en el terreno de juego. Es a él a quien hay que responsabilizar del gran juego ofensivo de este Alba a balón parado. Un debe del curso anterior donde los manchegos mostraban cierta indolencia a la hora de ejecutar faltas o córners.
Parece que este verano se le ha dado una vuelta de tuerca al asunto con Madrigal y sus jugadores dando en la tecla. No puede ser casualidad que lo que tanto costó el curso pasado este y en tan poco tiempo sea una fortaleza del equipo.
Primero fue Djetei ante el Valladolid y anoche fue Glauder ante el Burgos. Desde la izquierda el camerunés y desde la derecha el algecireño. Ambos de un testarazo consuman el buen hacer de Toni Madrigal con la teoría que se ve reflejado en la práctica. No será casualidad tampoco que los dos zagueros del Alba hayan sido quienes con su portento físico sean los goleadores hasta la fecha.