Escrito por: Bienvenido Picazo
sábado, 14.10.2023
Estamos habituados los aficionados del Albacete a sufrir infames arbitrajes, tíos en la sala del VAR bailando guateques o equipos que lo dan todo contra nosotros, lo que nos faltaba era que empezásemos a tirarnos tiros en el pie, así porque sí. Esta última faceta nuestra, no la conocíamos, pero se une a todo lo que hemos vivido ya en once jornadas.
Decimos que tal árbitro no nos debe pitar más, que se merece pasar un tiempo en la nevera, pues bien, a mi juicio, Álvaro Rodríguez merece eso, irse al cuarto de pensar durante unas semanas. Nunca, o casi nunca, hablo de nombres propios, más allá de acordarme de los entrenadores, ya que el fútbol es un deporte colectivo y muy pocos jugadores son determinantes, pero en este caso, lamento enormemente referirme a un buen jugador, pero que no está atravesando su mejor momento.
Tenía el Alba perfectamente dominado el partido, había conjurado el fulgurante inicio del Real Oviedo y empezaba a meter miedo a la parroquia local, pero justo un minuto antes del intervalo, una melonada de uno de los nuestros dejó el partido visto para sentencia. Todo el trabajo de la semana se fue por el sumidero de la estulticia.
Un profesional que comete un error de este calibre debe imperiosamente pasar por la nevera, más allá de la sanción federativa. El Club, en estos casos, debe ser autocrítico y no dolerle prendas a la hora de llamar la atención a un jugador, y más en este caso, porque creo que es más una cuestión de disciplina que del propio juego. El partido acabó ahí, lo que vimos en la segunda parte, fue todo un ejercicio de impotencia y de desgaste físico y anímico, propiciados por una actitud más propia de un gañán, que de un profesional del balompié.
El Carlos Tartiere estaba radiante, pudimos departir amistosamente con muchos oviedistas, la temperatura era la idónea para disfrutar de un partido disputado, todo estaba en su sitio, menos la cabeza de algún despistado que dejó a sus compañeros, a los técnicos y a los aficionados cara, con cara de lelos.
Lamento ser tan categórico, acaso cruel, pero la sanción federativa, no debe ser suficiente.
Cierto es que nuestra defensa, parece una verbena, que el portero no impone su ley en su zona, que los balones parados se nos siguen atragantando y que no le marcamos un gol ni al arco iris, pero darle ventajas tan flagrantes al equipo contrario, no es de recibo. Si ya la cosa no está del todo clara, con estas actitudes lo vamos a pasar muy mal.
Se imponen unas cuantas sesiones de terapia de grupo y disciplina de hierro con los despistados, Álvaro Rodríguez no es el único, pero su metedura de pata, se puede decir que nos ha costado tres puntos y un fuerte dolor de muelas.
Los oviedistas, antes de empezar el choque, no las tenían todas consigo, pero los regalos saben acogerlos con delicadeza y agradecimiento.