En tiempo de desolación, nunca hacer mudanza (Opinión)

Escrito por: Bienvenido Picazo

lunes, 23.10.2023

«En tiempo de desolación nunca hacer mudanza, mas estar firme y constante en los propósitos y determinación en que se estaba el día antecedente a la tal desolación». Naturalmente no soy yo el padre de semejante aseveración, sino San Ignacio. Desconozco si el santo de Loyola sabía algo de fútbol, pero de lo que sí estoy,meridianamente seguro, es que sabía mucho del alma humana y que afirmación tan atinada, la hizo (aquí no estoy tan seguro, aunque no me extrañaría en absoluto), pensando en el actual estado de ánimo del Albacete Balompié.

El Real Sporting de Gijón se llevó los tres puntos del Carlos Belmonte, vamos a decir que, con justicia, pero, también hemos de decir que el Alba no hizo el partido que insinúa el marcador final. No es normal que, te tiren desde donde te tiren, te hagan un gol; como tampoco obedece a ninguna lógica que, para introducir la pelota en el marco contrario, el Alba tenga que generar un carrusel infinito de ocasiones y que los porteros, suelan ser los mejores de los equipos contrarios.

Algo está pasando que está maniatando las evoluciones del Alba, no sé si es cuestión de brujería, pero el caso es que jugando de forma tan natural como los están haciendo los de Albés, los marcadores son inmisericordes. Hasta ahora, el Alba, no ha hecho ningún partido infame, sí que ha pasado por momentos de despiste y algo abúlicos, pero en general es uno de los equipos que mejor trata la pelota, de toda la categoría y, me atrevo a aseverar que, es el más castigado en la relación calidad/precio. No obtiene ni un veinte por ciento de todo lo que genera. No hay que pensar sólo en la mala suerte, porque la suerte hay que trabajarla, pero sí tenemos que convenir que, jugando así, resulta extrañísimo haber sumado tan pocos puntos.

Ahora bien, tampoco podemos conformarnos invocando a San Ignacio o la falta de suerte, como respuesta a todas las causas de la actual situación de desamparo e incredulidad por la que atraviesa todo el Alba, cuando digo “todo”, incluyo por supuesto a la elegante afición que, con todos sus disgustos a cuestas, soporta con estoicismo y comprensión el actual estado de cosas.

Todo estaba calmado, más allá de los goles que evitó su portero, cuando en el primer error recibimos el primer zambombazo. Ni bien empieza la segunda parte, nos cae del cielo un obús y, cuando todavía nos quedaba un hálito de esperanza, zas, otro golazo. La metáfora cruel, viene un minuto después, cuando en la única jugada que no había tenido elaboración alguna, nos llovió un globo que se coló en la puerta esportinguista. El fútbol es tan caprichoso y absurdo que permite estos lances tan alejados de la lógica más sencilla.

En el Alba no terminamos de acostumbrarnos a sufrir los caprichosos humores del destino, llevamos ya unas cuantas jornadas, siendo el hazmerreír de toda la Segunda: “jugamos como nunca y perdimos, como siempre”.

No es cuestión de invocar a ningún limpiador de auras o plantar cebollas o ver si alguien nos ha echado mal de ojo, pero tampoco desdeñar las casualidades que, tan tozudamente, se ponen de parte de los contrarios.

Es tiempo de invocar al sentido común y huir de soluciones milagrosas. Tarde o temprano la suerte cambiará de campo. Es simple cuestión de probabilidades matemáticas.