Escrito por: Hugo Piña
lunes, 15.04.2024
El Albacete aprovechó la primera de su última recámara de balas. Triunfo balsámico y fundamental sobre un romo e inoperante rival que visitó La Mancha dejando la duda de si quiso ganar el partido o vino de turismo quijotesco. Como fuere, al Alba le vino de perlas la actitud rival y consiguió un triunfo con todas las de la ley.
El partido en sí fue una serie de sucesos accidentados que le dieron mayor valor a la victoria. Desde el virus estomacal de Riki y Lander horas antes del partido a la decisión técnica de Alberto de dejar fuera a Jonathan Silva. Y a ello sumar los sustos en la grada del Belmonte por lipotimias debido al calor que hizo a la hora del café. Pero, como fuere, el Alba ganó y eso es lo que importa este lunes, tres puntos más que al menos endulzan mínimamente la delicada situación manchega.
El Alba tiene todavía siete finales por delante. El objetivo es claro y la dificultad máxima. Solo vale la pena pensar en el siguiente encuentro que como ocurriera ante el Tenerife tendrá un olor especial a final. Y como ante los canarios, el albacetismo no dejará solo a su equipo, y en torno a mil aficionados se prevé que llenen el próximo domingo las gradas del Pepico Amat. Será otra final, será otro todo o nada para los de un Alberto que por fin saboreó las mieles del triunfo como técnico del Alba.
