Escrito por: Bienvenido Picazo
sábado, 15.06.2024
Asumido ya el trauma, todo parece indicar que estamos metidos de hoz y coz en la planificación de la próxima temporada, sufrido lo sufrido, algunos, nos conformamos con no vivir un año tan peligroso como el que acabamos de terminar.
La Segunda es una categoría tan caprichosa e imprevisible que, quién nos dice a nosotros que la montaña rusa iniciada el año de la promoción y continuada bordeando el precipicio, no se convierte por arte de magia, en otro año lleno de ilusión. Aquí no hay favoritos, no es como en otras categorías, donde la emoción radica en quién quedará tercero.
Se habla ya de calendario y, naturalmente, ya está todo el pescado arregladito, asimetrías, chanchullos, enjuagues, que si pausas “fifas”, que si reposo navideño, que si tal, que si cual, en suma, que sí, que los aficionados somos más bien lelos y tragamos con todo. Si pusiesen todos los horarios a las tres de la mañana, también habría audiencia, en el campo y en la televisión. No tenemos remedio.
Me he quedado tan cansado de sufrir por nuestro Alba y me aburre tanto el noventa por ciento de los partidos que veo que, ni estoy siguiendo la Eurocopa. Todo es tan previsible y cansino, que donde no esté mi Alba, me cuesta aposentarme a ver pérdidas de tiempo, minutos sin nada de nada, artimañas, simulaciones; lo que llaman fútbol ahora, está un poco sobrevalorado y cuando hay tantísimos millones en juego, todo se pervierte exponencialmente.
Quienes me soportan en la cercanía, ya saben que me alegro de que nuestro Alba juegue en Segunda y no en Primera, porque, no nos engañemos, seríamos carne de cañón, iríamos por esos campos tan llenos de lentejuelas y nos darían capones y, también, por descontado, en el Carlos Belmonte, que los matones no se cortan a la hora de aplastar, por las buenas o por las malas. Si en Segunda, nos cuesta Dios y ayuda que los árbitros y el VAR, no nos ametrallen, fácil es suponer lo que sería de nosotros ante los galácticos venidos de lejanos planetas. No es una chulería de las mías, porque asumo que me cuesta seguir los campeonatos desiguales y me enojan las injusticias, pero cuando son contra mi Alba, me cabreo doblemente.
Pero dejémonos de monsergas y vayamos al grano, el Albacete Balompié, ya puede presumir científicamente de que tiene una afición, no sólo a prueba de sustos, sino que se va consolidando, a pesar de vivir en un mundo lleno de soberbia y apisonadoras y de petrodólares y de estadios que parecen cualquier cosa, menos campos de fútbol. El fútbol ha muerto, viva el “showbusiness”, perdón, perdón, había dicho que iba a dejar los lamentos.
Quiero decir que tenemos futuro en las gradas, futuro en el banquillo y, posiblemente, futuro en la zona noble; queda un mes, como mínimo, para intuir el emocionante año que nos vamos a encontrar, porque, de eso sí estoy seguro, el año (que será el vigesimoséptimo de los nuestros en la categoría de plata), lo vamos a vivir y disfrutar por partida doble, ya que sabemos lo que cuesta transitar por este valle de lágrimas, cada vez hecho para contentar a unos pocos y engañar a los millones de ignorante que seguimos esperando el milagro, que se produce una vez cada milenio.
La ilusión para nosotros tiene nombre y ese no es otro que Albacete Balompié. Tratemos de cuidarlo y procuremos que dentro de 365, sigamos, por lo menos, donde estamos.