Escrito por: Bienvenido Picazo
miércoles, 14.08.2024
A nadie se le escapa que la temporada que está a punto de levantar el telón, es un regalo que los dioses tuvieron a bien regalar al Albacete Balompié y, por ende, a toda su fiel afición, con lo que no sería mala idea afrontar los nueve meses a venir, como un presente del Altísimo.
La milagrosa primavera pasada debe servir para interiorizar lo que nos espera y dejarnos de castillos en el aire, a los que, por otra parte, somos tan propensos. La irregular pretemporada no debe distraernos, el equipo va a necesitar rodaje y paciencia, pero no nos volvamos locos que, quien más y quien menos, va a pasar por las mismas apreturas, no seamos tan egocéntricos ni pensemos que somos los más cortos de la clase. Disfrutemos porque vamos a competir en la liga más divertida, aquí todo el mundo puede ganar a todo el mundo, no hay favoritos para subir ni para bajar y los recién llegados por arriba y por abajo ya son unos más.
Las comparaciones con otras divisiones son imposibles, de hecho, conozco ya a mucha gente que presta más atención a la Segunda que a la Primera.
Nuestro Alba debe, por lo pronto, recuperar la solidez que es imprescindible para disponer de la solvencia que se necesita para disputar una temporada tan larga. Como primera providencia no debemos caer en derrotismos ni refugiarnos en la mala suerte o los desprecios arbitrales, tenemos que estudiar y trabajar más y mejor que los demás, no hay muchos secretos.
En esta ocasión no creo que haya nadie entre los nuestros que especule con el ascenso, cosa que es de agradecer, porque lo que interesa por encima de todo es conseguir los cincuenta puntos, nada más ni nada menos. El año pasado las expectativas estaban demasiado altas, las cosas se torcieron y pasó lo que no debe ocurrirnos este curso. Venimos con humildad y con las prevenciones que nos procuraron los sinsabores y angustias vividas. De tapados tampoco podemos ir, con lo cual sólo nos queda ser honestos, no vender humo, apretarse los machos y luchar y correr como el que más.
Lo mejor que tiene el Alba es su afición, cosa que no pueden decir muchos, porque ninguna se ha mostrado tan comprensiva en los malos momentos como los que acuden al Carlos Belmonte y acompañan al equipo por esos mundos. Tan es así que a nadie le sorprende que diez mil fieles hayan vuelto a dar un paso al frente y hacerse con la credencial oficial que da derecho a sufrir en vivo y en directo. La afición del Alba no tiene la fama que otras, pero bien orgullosos que tienen que estar en la zona noble por contar con una legión de incondicionales tan cariñosos. Se echa de menos cierta reciprocidad, porque los paganos merecerían más detalles y atenciones, porque el uso del estomagante lenguaje inclusivo en la web oficial del Club no parece suficiente.
Quedan apenas unas pocas horas para que dé comienzo una nueva aventura repleta de equipos con las mismas ganas e intenciones que nosotros, unos llevan muchos años penando y otros, desde su modestia, siguen dando muchos dolores de cabeza a quien se les pone por delante. El Alba debe por todos los medios instalarse en la clase media y recuperar su autoestima y su solidez, no creo que sea mucho pedir, pero sí sé que no va a resultar nada fácil.