Alberto González critica la falta de paciencia con los entrenadores en el fútbol español: «No hay entrenadores con varitas mágicas»

El técnico del Albacete Balompié, Alberto González, ha expresado su descontento ante la creciente tendencia de destituir entrenadores tras un corto periodo de tiempo, particularmente en el contexto de la Segunda División española. Durante la rueda de prensa previa al encuentro contra el Deportivo de La Coruña, fue cuestionado sobre las recientes destituciones en la categoría, incluyendo casos como el de Abelardo en el Cartagena, Óscar Cano en el Tenerife, y Guille Abascal en el Granada. La situación del técnico del Deportivo, Imanol Idiakez, también fue mencionada, lo que provocó una reflexión por parte del entrenador malagueño.

Alberto defendió la importancia de dar tiempo a los entrenadores para implementar su visión y estilo en el equipo. “Entiendo el fútbol como un proceso y no creo que haya entrenadores con varitas mágicas. Los equipos necesitan tiempo para adaptarse, especialmente tras cambios de categoría o plantilla. En el fútbol, los procesos son importantes para consolidar ideas y encontrar la mejor forma de cada jugador”, afirmó.

El malagueño también enfatizó que no puede trabajar desde el miedo a perder su puesto, destacando que aunque entiende la presión del cargo, no está dispuesto a sacrificar su metodología por temor a un despido. “Despedir a un entrenador en la jornada 5, cuando el mercado acaba de cerrarse, no tiene lógica. Respeto las decisiones, aunque no las entienda, porque quizás no tengo toda la información, como cuando ustedes no saben por qué elijo a ciertos jugadores. Creo que la tendencia de despedir entrenadores tras unos pocos malos resultados no es buena para nadie”, subrayó.

Alberto dejó claro que el proceso de adaptación y consolidación es esencial en el fútbol, y que el apoyo de la directiva y la paciencia son clave para el éxito a largo plazo de un proyecto deportivo. En un mundo donde los resultados inmediatos suelen primar, su postura resuena como un llamado a la sensatez en la gestión de los equipos y la importancia de la estabilidad en el banquillo.