Escrito por: Rodrigo Quero
jueves, 19.09.2024
El pasado domingo, tras la derrota del Albacete Balompié por 2-0 en Anduva ante el Mirandés, el técnico del equipo manchego, Alberto González, dejó claro en rueda de prensa que una de las claves del partido fue la diferencia en la intensidad entre ambos equipos. “En intensidad es difícil ganar a este equipo porque son jóvenes y más atléticos que nosotros. En cuanto a fútbol, sí que tenemos capacidad para ganarles”, señaló el entrenador, subrayando la dificultad de competir físicamente contra una plantilla tan joven.
Este matíz de Alberto González parece estar directamente relacionada con la edad media de su propio equipo, que es la más alta de toda la categoría. Con una media de 30,1 años, el Albacete cuenta con una plantilla veterana en comparación con la del Mirandés, que destaca por ser una de las más jóvenes de la Segunda División. Jugadores como Raúl Lizoain (33 años), Jon García (33), Jaume Costa (36) y Fidel (34) son ejemplos de la experiencia que posee el conjunto manchego, pero esa veteranía también puede pasar factura en términos de intensidad y frescura física a lo largo de los 90 minutos.
La juventud del Mirandés contrastó con el estilo más pausado y reflexivo del Albacete, un equipo que, aunque experimentado, podría estar encontrando dificultades para mantener el ritmo ante conjuntos con jugadores más jóvenes. Sin embargo, Alberto dejó claro que, aunque la diferencia de intensidad es palpable, confía en la capacidad de su equipo para imponer su calidad futbolística y experiencia sobre el césped.
La veteranía tiene sus ventajas, especialmente en momentos clave donde la experiencia pesa más que el físico, pero la falta de piernas frescas puede convertirse en un hándicap, especialmente en una liga tan exigente como la Segunda División. El reto para el Albacete será encontrar el equilibrio entre esa experiencia y la intensidad física que demanda la categoría, algo que Alberto tendrá que gestionar para sacar el mejor rendimiento de su plantilla.