El Alba, sin pulso (Opinión)

Escrito por: Bienvenido Picazo

lunes, 16.09.2024

Viendo como juega nuestro Alba, no podemos esperar nada bueno y, mucho menos, cuando escuchamos los desaforados esfuerzos tras los partidos por buscar excusas que dejan bien a las claras el actual estado de ánimo. Por no hablar de las pocas soluciones o el agujero negro en el que se hallan tanto el cuerpo técnico como la muchachada. A mi juicio, no se vislumbra ningún cambio positivo en el corto plazo.

Lo malo del asunto es que, contrariamente a lo que se apunta, esto no tiene pinta de crisis. Las crisis son consecuencia de detalles o, incluso, de un punto de mala suerte, pero no, la forma en que juega nuestro Alba, es síntoma de que no hay nada tras el decorado. Que nadie espere un doble salto mortal, el cuadro está bajo mínimos, sin ideas y cometiendo error tras error con una abulia y una apatía que hace que los rivales parezcan equipos invencibles. Tampoco el CD Mirandés necesitó hacer el partido de su vida para superarnos, en cuanto el rival se da cuenta de que enfrente no hay nada, con dos arrancadas y cuatro achuchoncetes, nos ponen de cara a la pared. Y, como no hay ninguna capacidad de reacción (no puede haberla, cuando hay tanta desorientación), los rivales sestean y descansan preparando su próximo compromiso.

Más que las derrotas, duele la forma como se han producido, la afición se siente humillada ante la falta de reacción y esto huele raro. En realidad, el mosqueo viene desde la pretemporada, pero como últimamente en verano perdonamos todo, pues ahora nos encontramos frente a los hechos consumados de un equipo completamente desnortado.

Si al menos hubiese fortaleza atrás, pero se comprueba, una vez más, que esto es un deporte colectivo y lo que pasa arriba se traduce abajo y viceversa. No sirve de mucho que uno se esfuerce, cuando el resto va dando tumbos o cuando se intuye que en el banquillo no se vislumbran soluciones. Parece que se han cegadotodas las salidas y, salvo milagro, esta actitud no augura ninguna salida del pozo.

Si Alberto González, como demostró el curso pasado, sólo se mueve con fuste con el agua al cuello, la ocasión lo está pidiendo a gritos, puesto que el barro ya nos llega al esternón. Ahora, el malagueño, vuelve a tener una oportunidad de oro para mostrar sus galones y su capacidad para sacar adelante grupos mortecinos. El Alba, en sus tres derrotas parecía un alma completamente en pena, sin saber qué hacer, si atacar o defender, si dar un pase o un patadón.

Tristemente hemos llegado al punto de tirar de carácter (o de gónadas, según prefieran), porque está claro que no es momento para ponerse estupendos sacando el tiralíneas. Los más de entre nosotros, somos más de finuras y elegancias, pero antes que seguir languideciendo, mejor aplicar recetas de choque.

En apenas cinco jornadas, hemos dilapidado toda la ilusión acumulada y las cañas se han tornado lanzas antes, ni siquiera, de que se hayan apagado las lucecicas de colores de la calle de la Feria.

Triste destino el nuestro.