Escrito por: Rodrigo Quero
domingo, 22.09.2024
El Albacete Balompié de Alberto González volvió a la senda de la victoria tras superar una racha de tres derrotas consecutivas, y lo hizo con un contundente 1-4 en A Malata frente al Racing de Ferrol. El técnico malagueño decidió regresar a la fórmula que tan buenos resultados le dio la temporada pasada, y la apuesta no pudo salir mejor.
Después de unas primeras jornadas donde el Albacete apostaba por un esquema con cuatro atacantes y un doble pivote conformado por Agus Medina y Riki Rodríguez, el equipo parecía carente de fútbol entre líneas, algo que los aficionados señalaban con insistencia. Alberto, en respuesta, volvió al sistema que la campaña pasada le permitió encadenar cinco victorias consecutivas, un esquema de 4-2-3-1 que prioriza el control del medio campo con tres centrocampistas, lo que le permitió retomar el camino del éxito.
Aunque las piezas han cambiado debido al mercado de fichajes, el planteamiento fue similar. Olaetxea, quien formaba parte del doble pivote la temporada pasada, ya no está en el equipo tras su marcha al Sporting de Gijón, pero Alberto apostó por Ale Meléndez, quien hizo su debut como titular y mostró un gran nivel, acompañando a Riki en el centro del campo. Por delante de ellos, Agus Medina jugó en una posición más adelantada, donde pudo aprovechar su libertad de movimientos y capacidad para llegar al área. Este ajuste táctico permitió a Fidel Chaves jugar más cerca del delantero, liberándole de algunas responsabilidades defensivas que, debido a su edad, podrían resultarle más complicadas.
El regreso a este sistema ofreció un mayor equilibrio al equipo. Mientras que Agus ocupaba una posición cercana a la banda, su influencia en el centro del campo fue fundamental, lo que permitió a Fidel tener más libertad para bajar y recibir balones entre líneas, conectando mejor el juego ofensivo con la medular. Esta vuelta a los orígenes de Alberto dejó atrás las dudas de las primeras jornadas, donde se percibía una falta de juego interior, y devolvió al Albacete su identidad como equipo bien estructurado y capaz de controlar los partidos.
El resultado fue una victoria trabajada y merecida, que deja claro que, cuando Alberto González vuelve a sus raíces y apuesta por lo que mejor le ha funcionado, los resultados no tardan en llegar. Queda por ver si mantendrá este esquema en los próximos encuentros o si volverá a experimentar con el ataque, pero lo cierto es que el Albacete necesitaba esta victoria para respirar y seguir construyendo de cara a la temporada.
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