Escrito por: Carlos Gómez
miércoles, 02.10.2024
Juan Antonio Ros tiene una característica que, durante dos años, lo está llevando por el camino de la amargura. Sus errores siempre se pagan caro. Hay jugadores que fallan y, por lo que sea, se acaba corrigiendo y no hay que pasar factura de esos errores, pero con Ros no. Sus errores suelen costar caros, y, aunque cometa muchas veces los mismo errores que otros compañeros, los suyos se acentúan viendo las consecuencias. El de Cartagena volvió a fallar, y no en uno, sino en hasta tres goles. Al final del partido, entre lágrimas, acudió a la grada a pedir perdón a la afición. Pero, ¿de quién es la culpa? ¿Del jugador o de quién lo alinea?
El primer error viene en el primer gol del Dépor. Nada más marcar Quiles, Mella empató la contienda. Parecía haber un posible fuera de juego de Lucas Pérez al principio de la jugada, pero la repetición mostró que estaba habilitado por milímetros por Juan Antonio Ros, que marcaba a otro jugador.
El segundo error viene por un exceso de confianza. Ros cree que va a llegar a un balón que acaba en posesión de Yeremay, que recogió el cuero mientras que Ros le daba una patada al aire siendo el último defensa. El joven jugador del Dépor solo tuvo que conducir y batir, por un chut centrado, a Rivero.
Más tarde Ros volvió a medir mal. Una mala colocación del cuerpo hace que un balón filtrado le pase por detrás. Algo que es básico en defensa, la colocación. Mella asistió así a Cristian Herrera, que marcó ante un Rivero absolutamente vendido a su suerte.